Aquí cabe de todo. Abraham Lincoln, Hello
Kitty, Superman, Han Solo, Gandalf, Dumbledore, Batman y su novia SuperCool.
Frenética, loca, surrealista, al borde del
ridículo y al borde de lo sublime.
Un desmadre.
Hasta que el giro de guión, cerca del final,
asienta de la forma más lógica todo ese desmadre y te dice que sólo ese
desmadre tiene lógica.
Una genialidad.
Si a eso añadimos una producción impecable,
con unos efectos de iluminación y sonido apabullantes y un colorido
embriagador, qué más se puede pedir.
Una objeción. Phil Lord y Chris
Miller vuelven a cometer el mismo error que en Lluvia de albóndigas: introducen demasiados personajes a los
que luego no perfilan o a los que no sacan partido. Muchos secundarios que no
tienen nada que hacer.
-¿Un sofá-litera? Litera-lmente lo más
absurdo.
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