Adicciones. Al alcohol, a las drogas, al
sexo y, la peor de todas, al dinero.
Todo esto lo cuenta en los primeros 10
minutos. Después sólo tiene que repetirlo 17 veces más hasta llegar a los 180
minutos, las tres horas íntegras de metraje.
Lo peor es que el contenido ya lo han
narrado otras películas y, además, mucho mejor. Wall Street,
Inside Job, Margin Call, Wall Street: El dinero nunca duerme...
Me cuesta trabajo creer que una película,
tan pesada y redundante, tenga tanto éxito. Cuando aparece una escena
surrealista, absurda por completo, comedia desmadrada delirante, casi se
agradece porque se sale un poco del esquema. Hasta que incluso esas escenas
empiezan a repetirse y también se vuelven predecibles.
Está bien hacerse un nombre. Eres Scorsese
o eres DiCaprio. Y aunque hagas una basura te aclamarán. En mi opinión
eso es lo que ha pasado con esta película. Bueno, quizá no es una basura, pero
es muy poquita cosa. Si se mira fríamente no deja de ser una comedia un poquito tonta.
Es tan bella la capacidad de síntesis, la
virtud de acudir a lo esencial...
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