3/10/13

La espuma de los días

-¡Exijo estar enamorado!
Colin, al fin, conoce a la mujer de su vida. Pero al poco de casarse con Chloé llega la tragedia: un nenúfar crece en el pulmón de ella.
Es evidente que existen ciertas conexiones entre el cine de Michel Gondry y el de Jean-Pierre Jeunet. Y como la actriz fetiche de Jeunet es Audrey Tatou parecía predestinado que Gondry acabase rodando con ella.
La película es un desparrame visual, recargado, barroco y excesivo. Hay grandes ideas, desde luego, sorprendentes y alucinantes. Pero también hay mucha tontería, mucho relleno que llega a fatigar en más de dos horas.
Me gusta la progresiva desaturación del color. De la intensidad colorista del comienzo al blanco y negro final. Me gusta cómo el ambiente cambia (encogimiento de la casa, telas de araña) con el progresivo avance de la enfermedad. O el cubo de Rubik que es una agenda. O el piano que fabrica cócteles. O mil pequeños detalles.
Pero se marea a sí misma entre tanto artificio y, sobre todo, le pesa muchísimo esa falta de esperanza, ese toque nihilista que sólo percibe la muerte como horizonte futuro de todo.

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