30/9/13

Kon-Tiki

Leí Kon-Tiki siendo adolescente. Heyerdahl llegaba a la conclusión de que la Polinesia había sido colonizada desde Perú, no desde Asia. Yo llegué a la conclusión de que Heyerdahl era un enfermo mental que estaba como una puñetera cabra.
Y me habría gustado apuntarme. ¿Acaso puede un adolescente resistirse a semejante locura?
La película tiene cosas muy buenas y momentos muy aburridos. Los momentos de calma marina no sabe cómo llenarlos. Los personajes apenas tienen profundidad. Y, en una peli de estas características, creo que le falta épica.
Es noruega y es fría, distante, casi documental. El retrato que hace de Heyerdahl no es nada hagiográfico, ni heroico, ni especialmente halagüeño. Muestra a un hombre movido por una obsesión, una compulsión. Y antepone todo lo demás a su teoría.
Aunque me satisfizo, por los recuerdos que me trajo del libro, le falta más emoción, más fuerza.
-Tengo fe. El problema es que también tengo un sextante.

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