Tarda media hora en arrancar. Luego es una locura. Como Objetivo: La Casa Blanca pero más absurda todavía.
Después de su intento histórico/dramático con Anonymous, Emmerich vuelva a hacer lo que mejor sabe hacer. Películas de acción inverosímiles. Y cuanto más inverosímiles mejor.
El tío no se corta un pelo. Ridiculiza a los americanos y, al mismo tiempo, exalta su patriotismo. No es la primera vez que lo hace. No será la última. En ese sentido hay que reconocerle que es un genio.
En la peli hay terroristas, agentes especiales, tiros a mansalva, ametralladoras, misiles. Hay tanques y persecuciones en coche por los jardines de la Casa Blanca, los radares hacen fotos a los helicópteros que se saltan el semáforo en rojo y el presidente dice tonterías cada dos minutos.
Y, en todo este tinglado, menos mal que había una niña de 11 años por ahí, facilitando pistas y arreglando las cosas. Sin ella, ahora mismo, estaríamos en la Tercera Guerra Mundial.
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