15/7/13

El hipnotista

En esta ocasión Lasse Hallström nos ofrece un tostón flojito tirando a malo.
No hay el más leve rastro de suspense, de tensión, de ritmo. Una película policiaca dirigida con desgana y sin pulso.
A pesar de las tremendas inverosimilitudes de la trama (que las hay, y muchas), se le podrían perdonar si estuviesen al servicio de una historia con algo más. Pero no lo hay. Dos horas que cuesta mucho ver, confiando en que todo sirva para algo y sin ser recompensado.
Claro, después, yo pensaba que, puestos a relacionar con otra película reciente de hipnosis como Trance, no existe comparación. Trance casi es una obra maestra, el polo opuesto. Porque, aunque en ninguna haya mucho fondo, Trance no te dejaba respirar y El hipnotista te deja desparramado en la butaca con un hilillo de baba en la boca a poco que te descuides.
Se agradece, eso sí, el aire acondicionado de la sala. Pero eso se lo ponen a todas, ¿no?

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