18/5/13

El gran Gatsby

En la novela de Fitzgerald la gente iba de juerga y se emborrachaba para olvidar el mundo real.
En el mundo real, en cambio, la gente va de juerga y se emborracha para olvidar la película de Luhrmann.
¿Captar el espíritu? Ni de coña. La primera parte de la novela describía fiesta tras fiesta hasta que costaba seguir leyendo: vaciedad, embotamiento, nihilismo. En la película es un musical divertidísimo.
La segunda parte de la novela era el despertar y la tragedia. En la película es un aburrimiento.
Novela y película se parecen tan poco que, en mi opinión, si Luhrmann le hubiese puesto otro título, nadie habría podido acusarle de plagio. Parecerse sí, porque en cuanto vemos una flapper pensamos en Fitzgerald. De ahí el genio del escritor y el desacierto del director.
Una vez más Luhrman vuelve a confundir decadencia y kitsch.
Ah, sí. Todo es muy bonito (ese colorido pastelero tan característico del director) y los intérpretes están geniales. Simplemente: no es Gatsby. Ni grande ni pequeño.
E insisto: con otro título tal vez me habría parecido buena. Tal vez a ti te lo parezca. Si no has leído la novela, quizá la disfrutes.

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