Lo que menos me gusta es eso de usar a los personajes (Andrea dando una pista, el jefe salvándole la vida) y luego prescindir de ellos. En el cine la causalidad funciona, la casualidad le hace perder credibilidad.
Pese a todo, la peli se deja ver. Ese viaje (subterráneo) por Barcelona, contemplando a gente agorafóbica, resulta claustrofóbico. Hay tensión.
Y luego está el final. Como es una peli española supuse que, cuando Marc se decidiera a cruzar una calle, le atropellaría el camión de la basura o le caería un satélite en la cabeza. Pero mira tú. Es un final esperanzador, un simbolismo demasiado explícito pero sugerente.
Y, además, se prestaría a una continuación con ciencia-ficción de otro género.
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