16/4/13

La chica que saltaba a través del tiempo

Makoto es una chica que, un día, sin saber por qué, descubre que posee la capacidad de saltar en el tiempo. Y, claro, como es una adolescente, se dedica a hacer chorradas y a embrollar asuntos sentimentales.
Dicen que Mamoru Hosoda será el sucesor de Miyazaki, motivo (suficiente para mí) por el que me estoy metiendo entre pecho y espalda su filmografía.
A la peli le cuesta un poquito arrancar. Esos viajes temporales se tornan repetitivos. Graciosos pero repetitivos. Hasta que el cúmulo de manipulaciones llega al nudo de la narración.
En ese momento la película es imparable. No es que tenga buenos momentos. Tiene momentazos imponentes, escenas apabullantes en su originalidad. La tensión del momento del accidente de la bicicleta (cuando no está en manos de Makoto) seguida del tiempo paralizado y de la explicación de lo que está pasando, aúna toda la trama y da forma a la historia: crecimiento, maduración, la inevitabilidad del paso del tiempo.
Una historia de instituto, de esas que tanto les gustan a los japoneses, pero tratada de un modo distinto, con excesos sentimentales pero también con muchísima inteligencia.
-Te esperaré en el futuro.
-Iré corriendo.
Y hablar de aspectos estéticos nos llevaría muy lejos. Esos juegos hiperrealistas mezclados con Van Gogh, el futurismo, lo onírico...

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