24/11/12

Golpe de efecto

Sencilla, amable, tirando a previsible.
Está claro que no dirige Clint Eastwood. Él habría sido más dramático e incisivo. Con más garra. Existencial.
Aun así, hay una gran labor de guión detrás, una notable preocupación por definir a los personajes, hacerlos evolucionar, construirles diálogos interesantes.
Desde el punto de vista deportivo es la otra cara de la moneda de Moneyball. Pero, a decir verdad, no importa mucho la trama deportiva. Importa ese relación entre Gus (Clint Eastwood) y su hija Mickey (Amy Adams) que, en treinta años, no han llegado a entenderse pero que tienen todo en común.
Es verdad que parece una película fácil. Quiere serlo y acercarse a un gran público. Pero Robert Lorenz ha aprendido mucho como ayudante de dirección de Eastwood y eso se nota. No sólo en el guión.

No hay comentarios: