24/10/12

La costilla de Adán

A La costilla de Adán le veo un problema. Drama judicial y comedia romántica, cambia de uno a otro con una brusquedad pasmosa. Por ejemplo el discurso del fiscal al final del juicio, algo que aparenta ser serio y elocuente, se ve interrumpido para arrebatarle el sombrero a la acusada.
Nunca sabes si va en serio o no, si defiende el Derecho o no, si el crimen pasional es otra tomadura de pelo o no, si Spencer Tracy y Katharine Hepburn (la mejor actriz de todos los tiempos) son geniales sí o sí.
Él, fiscal; ella, abogada. La acusada, una señora que dispara a su marido al encontrarle con otra. De fondo, más que la cosa judicial, está la guerra de sexos, el papel que cada uno desempeña, cómo se supone que hay que hacer funcionar un matrimonio.
Somos iguales pero distintos. Salta a la vista. A Spencer Tracy le atrae la diferencia, Katharine Hepburn (la mejor actriz de todos los tiempos) insiste en la igualdad.
-Vive la France. Que quiere decir: viva esa pequeña diferencia.

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