13/10/12

Cosmópolis

Se trata, con mucha diferencia respecto a la segunda, de la película más estúpidamente pretenciosa que he visto en mi vida.
Cronenberg puede, desde luego, ser grandilocuente cuando hace una película violenta. Suponemos con facilidad que un criminal es un tipo perturbado e, incluso, enormemente perturbado. Lo aceptamos y podemos creernos cualquier barbaridad que haga.
Digamos que a Cronenberg le gusta esa clase de cine porque puede usar cómodamente su petulancia. Y funciona bien. No me quejo.
Pero Cosmópolis es, sencillamente, ridícula. Finanzas, poder. Y ni siquiera sabe de qué está hablando. Sus teorías, sus tonterías, son de un infantilismo infumable. Revestirlo de esa trascendencia es mucho más enfermizo que el mundo que pretende retratarnos. Enfermizo y muy, muy aburrido. Qué tostón de diálogos.
Y, desde luego, es una pena ver, en semejante engendro, a un impresionante plantel de secundarios (Juliette Binoche, Paul Giamatti, Samantha Morton), coreando la mediocridad de Robert Pattinson.
Sé que pretende. En quién se inspira. Qué película emula principalmente y a qué otras secundariamente. Pero no lo voy a decir para que no se piense que las comparo. Cosmópolis no deber ser comparada con nada digno.
Estoy buscando un adjetivo peor que patético, lamentable, atroz. Y no lo encuentro.

 

No hay comentarios: