Hay cosas bonitas, sí. Pero, como al violinista de la película, le falta alma, atrapar el suspiro de la vida. O tal vez algo verdaderamente profundo que contar. La historia trágica romántica tiene fuerza en los pocos minutos que dura, pero carece de emoción en todo su desarrollo previo.
La prefiero, con todo a Persépolis. Satrapi se está depurando. La directora está buscando, se nota. Entre su anti-islamismo y su anti-americanismo está atrapada, tratando de encontrar la solución. Habrá que estar pendiente para averiguar hacia dónde va.
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