31/8/12

Continuum. Temporada 1

Es, en muchos aspectos, bastante satisfactoria.
No es fácil encontrar una serie que entrelace tan bien los aspectos autoconclusivos y los aspectos seriales. Continuum consigue ser las dos cosas al mismo tiempo sin que chirríe.
La segunda cuestión que a mí me ha parecido interesante es la de la legitimidad del poder, del Estado. Y, por contra, las medidas que se pueden y deben tomar para derrocar un régimen injusto. O mantenerlo. Continuum es lo bastante ambigua y, a la vez, sugerente, como para que no nos podamos poner de parte de nadie por entero. Por supuesto no con los terroristas que matan inocentes. Por supuesto no con la poli que sirve a un Estado antidemocrático.
La tercera cuestión es, lógicamente, la del destino. ¿Se puede cambiar el pasado para originar un futuro distinto? ¿Lo que están haciendo los personajes está ya escrito, ya ocurrió, siguen un camino determinista?
No me gusta cuando se sacan algunas cosas de la manga, como la de ese hombre venido del futuro, en el último capítulo, y del que no sabíamos nada. Al capítulo final le falta clímax, potencia. Creo yo. Necesitaba algo más grande, con más impacto.
Pese a todo el marco de la segunda temporada se ve obligado a cambiar en algunos parámetros desde que Kagame muere. A no ser que vuelva a aparecer, desde otro futuro a otro pasado. Esperemos que no opten por lo fácil.

30/8/12

¡Piratas!

El primer acierto es el diseño, la plastilina, la filmación stop motion. Eso la hace distinta, más personal. El segundo acierto es su humor británico, que también marca una diferencia con el habitual tono americano. Véase el lema de la Royal Society.
-The Royal Society. Jugando a ser Dios desde 1487.
La peli tiene grandes momentos humorísticos. La reina Victoria como una psicótica anti-ecológica, Charles Darwin como un trapacero mentiroso o una Jane Austen parrandera colgada del hombre elefante. Uno se pregunta a qué vienen algunas cosas, pero tiene gracia.
El problema, claro, es que no sabes a qué vienen. El dodo cambiando de manos una y otra vez, convertido en el eje de la película, acaba por cansar. Así que, si miras la peli como una sucesión de gags, está bastante bien. Como guión, como desarrollo argumental, deja bastante que desear.

29/8/12

Pollo con ciruelas

A veces, decir que una película es bonita, constituye el peor elogio que le puedes hacer.
Pollo con ciruelas lo es. Tiene una planificación maravillosa, tiene ideas visuales sugerentes y tiene un montaje original. Son bonitos esos cambios entre los colores saturados de un cuento y el blanco y negro, lo es la entrevista con la muerte, lo es la parodia del cine americano de los 50 y los dibujos animados y ese toque mágico y surrealista.
Hay cosas bonitas, sí. Pero, como al violinista de la película, le falta alma, atrapar el suspiro de la vida. O tal vez algo verdaderamente profundo que contar. La historia trágica romántica tiene fuerza en los pocos minutos que dura, pero carece de emoción en todo su desarrollo previo.
La prefiero, con todo a Persépolis. Satrapi se está depurando. La directora está buscando, se nota. Entre su anti-islamismo y su anti-americanismo está atrapada, tratando de encontrar la solución. Habrá que estar pendiente para averiguar hacia dónde va.

28/8/12

El legado de Bourne

Qué bajón, tú.
Normalmente, en una peli, cuando hacen experimentos con humanos para mejorarles, dicen:
-Han experimentado con humanos.
Y a otra cosa. Pasas a una escena de acción, a las tortas, a la diversión. Todo el mundo sabe que es absurdo lo que pasa. Todo el mundo quiere ver acción. Que para eso ha pagado.
En El legado de Bourne no. Hablan, hablan y hablan. Diálogos demenciales en los que intentan convencerte, con términos pseudocientíficos, de que eso es verdad. Y vengan explicaciones neuronales y aclaraciones ya aclaradas y politiqueos de parvulario.
Acabé hartito de las pastillas y el virus. Y nunca me aburrió tanto un tiroteo como el del laboratorio (el del caserón está mejor).
Y cuando llega, al fin, al final, por fin, la escena de acción dicen que la poli ha perdido el rastro. A dos tíos que van sembrando la destrucción por la ciudad. ¿En serio? Tíos: seguid las motos, coches, autobuses, carreteras desguazadas. Seguro que se ve hasta en Google Maps.
Jeremy Renner y Rachel Weisz se equivocaron al meterse en este tinglado.

27/8/12

Prometheus

-He estado durmiendo dos años. No he venido a hacer amigos. He venido por el dinero. ¿Lo pillas?
Y pensé que eso era una declaración de principios de Ridley Scott, que había venido a quedarse con mi pasta. Una vez más. Luego me di cuenta de que, si esa hubiese sido su intención, no habría dicho dos años. Habría dicho dos décadas. Pues eso es lo que, más o menos, lleva durmiendo y atracando a los espectadores.
Por suerte eran palabras del personaje, no de él.
La cinta no vale para redimir al director, pero es de lo mejorcito que ha hecho en mucho tiempo, una película de ciencia-ficción bastante sólida. Las escasas escenas de acción están muy mal hechas (en el sentido de que son confusas) y tampoco importa mucho. Y la ligazón con Alien es más bien escasa y sacada de la manga en el último momento.
Y, pese a todo, hay un sentido de misterio por el inmenso espacio, de asombro por lo ignoto, personajes con fondo (trabajarse un poco más a dos de ellos no habría venido mal) y ese toque de aventura hacia lo desconocido que son los elementos sugerentes que conforman la buena ciencia-ficción.
La he disfrutado. Especialmente esa cirugía tan angustiosa, tensa, turbadora y terrible que Noomi Rapace se dispensa a sí misma. Charlize Theron se ofrece casi tan bruja como en Blancanieves y la leyenda del cazador.
Ridley Scott a punto está de encontrarse consigo mismo.
Y, ya puestos, mi más sentido pésame por Tony Scott. Una pena que él ya no nos vaya a sorprender de nuevo.

26/8/12

Sin rastro

Tras huir de un secuestro, Jill va a clases de lucha, lleva una pistola y vive permanentemente asustada. Lo bueno del asunto es que la policía piensa que todo son invenciones suyas. Así que, cuando el secuestrador se lleva a su hermana, la agencia del orden persigue a Jill porque es una zumbada con un arma.
La premisa de El fugitivo dio muchos frutos. Alguien que es perseguido y, a su vez, persigue. Sin rastro sigue esa línea de modo sencillo. No sé si por falta de presupuesto o de modo deliberado en busca de realismo.
La trama no da para mucho y la dirección tampoco se ha herniado en busca de novedades. Amanda Seyfried da un paso más, huyendo de las pelis románticas, persiguiendo otros géneros. La chica funciona en su papel y logra generar tensión pero todo es un poco sosillo.

25/8/12

Brave (Indomable)

Es lo que tiene Pixar. Nos ha malacostumbrado. Si no nos da una obra maestra nos sentimos defraudados.
Y Brave, obviamente, no es una obra maestra. En el momento en que esa bruja macbethiana pone en marcha su maldición, las situaciones se vuelven un poquito tópicas, un poquito Disney, con un mensaje más obvio, más explícito, menos adulto, menos sugerido.
Y, pese a todo, hay que reconocerle, desde luego, su apabullante calidad técnica, pero también una concepción dramática muy por encima de cualquiera de sus competidores.
Ya lo he dicho muchas veces y lo vuelvo a repetir: el peor enemigo de Pixar es Disney. Y el problema reside en que, a medida que pasa el tiempo, las fronteras entre una y otra son cada vez más confusas.

24/8/12

Un monstre à Paris

En Francia me recomendaron esta película que no se ha estrenado en España y que espero que algún día lo haga.
La trama guarda mucha relación con El jorobado de Notre Dame, obviamente, y toma demasiadas cosas prestadas de aquí y de allá, como ese París bajo las aguas que recuerda a El viaje de Chihiro.
Pese a ello resulta una película muy sugerente, con un dibujo magnífico, una animación de gran precisión y unos personajes que se van desarrollando poco a poco, gentes sencillas que saben reconocer la humanidad cuando la ven y que descubren que el monstruo quizá sea otro.
Y hay una canción, La Seine, meláncolica, romántica, rítmica y pegadiza que cantan M (el monstruo) y Vanessa Paradis (Lucille) y que resulta fascinante.
On s'aime comme ça la Seine et moi.

23/8/12

París y el cine

Los domingos, en Francia, los museos estatales son gratuitos.
El Museo del Cine albergaba una exposición sobre Tim Burton que finalizaba el día 5 de agosto, domingo. Me pareció una fecha estupenda para ir a visitarlo.
Llegué a las 12:30, tras haber visto superficialmente el Museo de la Moda, la Biblioteca Nacional y un par de puentes particularmente llamativos. Para entonces la cola ante la entrada del Museo del Cine era descomunal. Así de grande o más.
En realidad, los domingos, si quieres entrar en un museo francés, es mejor que pases la noche del sábado a la puerta. Las colas del Louvre llegan hasta Murcia o por ahí.
Fue una decepción porque me había perdido la exposición de Tim Burton. Me tuve que conformar con echar un vistazo al edificio exterior que, como es de Frank Gehry antes de los Guggenheim, tiene su cosa.
Sin embargo, una bonita experiencia cinematográfica tuvo lugar seis días después. El 11, en los jardines de Reuilly (a unos metros de la estación de Lyon), a las 21:30, se proyectaba al aire libre, gratis, E. T.: El extraterrestre. Y me pareció un acontecimiento encantador. Gente de todas las edades, de un montón de idiomas, de un montón de religiones, de un montón de razas, sentados en el césped, dejándose atrapar, una vez más, por la magia de los fotones.
Me lo pasé genial.
Y lugares, claro. Para un cinéfilo tiene mucho encanto ir localizando lugares cinematográficos. De Los cuatrocientos golpes y Charada hasta Paris, je t'aime o Un americano en Paris. Pero me ha encantado, de un modo especial, no sé la razón, encontrarme con las escaleras en que Owen Wilson, en Midnight in Paris, esperaba el coche que le trasladaba a otro tiempo. Y también el puente de Bir-Hakeim, bien cerquita de donde estuve viviendo, donde Ellen Page, en Origen, modificaba las perspectivas.