14/5/12

Miss Bala

Utilizar un estilo realista para rodar una peli realista tiene mucho sentido. El hecho de mover la cámara adecuadamente y saber captar el desarrollo correcto entre las acciones y el tiempo, tiene mérito.
Pero eso no lo justifica todo.
Hay que cuidar también la iluminación y, sobre todo, el sonido.
Por suerte es fácil seguir la trama. En el fondo, se trata, simplemente, de una operación de narcotráfico que se lleva a cabo en unos pocos días. Una operación en la que Laura Guerrero, ay Canelita, se mete en un lío sin comerlo ni beberlo. Y la seguimos en sus andanzas, marioneta en manos de los narcos hasta que la operación, para bien o para mal, concluya.
Digo que es fácil entender la trama porque el sonido deja muchísimo que desear. Los motores se oyen por encima de los diálogos, las voces lejanas más que las cercanas, lo que está fuera de campo más que lo que está en el campo, los tiros a distancia más que lo que está en primer plano. Y, oye, por muy realista que quieras ser, una película tiene que seguir unas pautas. Que se oiga lo que dice la gente, por ejemplo.
Es exigir demasiado al espectador. Tener que centrar la atención en cosas accesorias hace que el drama pierda mucho de su intensidad. De hecho, lo que cuenta es terrible. Y sorprende que tenga tan poca fuerza.

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