11/5/12

Infiltrados en clase

No es una noticia que los Estados Unidos están habitados por un 99% de adolescentes. Una edad en la que entran y no hay forma de sacarles. Se atascan ahí y no hay manera.
Eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Ventajas: son idealistas, corren riesgos, confían en que todo tiene que salir bien, emprenden cualquier cosa con espíritu juvenil y encuentran las oportunidades.
Inconvenientes: son adolescentes.
Cabía esperar que entre el 1% de gente madura hubiese algún crítico de cine. Pero no hubo suerte. Me asombra. Últimamente llegan al cine chorradas descomunales que vienen avaladas por la crítica. No como chorradas. Como buenas pelis. Resacón en las Vegas, La boda de mi mejor amiga, la producción en cadena de Apatow...
Y en algunas he picado.
Ésta, por ejemplo. Pero, curiosamente, no tengo nada que decir sobre ella. Otra más. Y ya está. Tonta, rutinaria, previsible. Ni un chiste original, ni una gracia con la que puedas decir: ahí se han esmerado.
Johnny Depp aparecía (eso es lo que me mató) durante unos cinco minutos en un papel tan memo como todo lo demás.
Tendré que volver a ver La fiera de mi niña, para compensar.

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