11/3/12

John Carter

No me gustan muchas de las críticas que, alegremente, se han escrito contra esta película. Podrían criticarla por muchos aspectos. Pero la critican por los aspectos equivocados con extraordinaria frivolidad.
No está bien ir a verla con la intención de ponerla de vuelta y media con la excusa de que no es Ordet, Dogville o Stalker.
Algunos listillos han consultado wikipedia y han descubierto que se basa en Una princesa de Marte y otras  novelas de Edgar Rice Burroughs. Lo que no han hecho ha sido leérsela y, mucho menos, llegar al fondo de esa literatura pulp.
Pulp, sí. Por los cuatro costados. Literatura basura, literatura kleenex, literatura de usar y tirar. Pero, como suele ocurrir en estos casos, frente a los centenares de personas que escribían literatura pulp, Burroughs destacaba porque tenía algo: poder de sugestión.
Por eso inspiró Star Wars, Star Trek, Battlestar Galactica, Avatar y tantas otras. Por eso está llena de clichés. Porque Burroughs los inventó.
No puedo decir que sea buena. Pero me ha dado justo lo que esperaba: una espectacular adaptación de la novela pulp. Lamento que esos críticos no pasaran un tiempo de su adolescencia entre princesas marcianas, extraterrestres verdes y desiertos infinitos. Lamento que ni siquiera puedan entenderlo.
Yo disfruté entonces. Ayer he vuelto a revivirlo. No puedo decir que sea buena pero me lo pase genial. Dos horas de apasionante encefalograma plano.

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