3/3/12

Chronicle

No pensé que fuera posible aburrirse tanto en una película que dura sólo 75 minutos reales. Menos aún si se tiene en cuenta que es, supuestamente, de acción y superhéroes.
El falso documental está matando al cine. Y a las series. Ya lo dije con The River. Lo repito con Chronicle. El objetivo es ser realista. Una cámara documental, que siempre está  ahí para filmar lo que hay que filmar, siempre ahí para dar continuidad al relato, siempre ahí para mostrar lo que no sería posible que filmase, consigue el efecto contrario: la inverosimilitud extrema.
Además, los directores que escogen este formato, no me preguntes el porqué, se piensan que deben llenar las escenas con conversaciones solapadas, gente gritando, barullo, ruido de fondo. ¿Qué pasa? ¿Es que no hay silencio en el mundo real? Y, diantres, ¿por qué gritan tanto?
Me gustaron las alusiones a Schopenhauer, Jung y Platón porque dan idea del modo de pensar de los protagonistas y de lo que va a pasar. Pero son excepciones en una peli caótica hasta el tedio.
La pregunta profunda: ¿Qué pensaba Jung de los bastones luminosos?

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