22/7/11

Paul

Los chistes verdes y marrones son un índice clarísimo de falta de ideas en el guión. Cuantos más, peor.
Esta fórmula tan sencilla es algo que muchos guionistas de cine no acaban de aprender. Simon Pegg y Nick Frost, aparentemente, habían estado en clase cuando se explicó el procedimiento. Zombies Party tenía su punto de inteligencia e incluso Arma fatal era más que defendible en muchos aspectos.
Paul empieza muy bien. Luego, cuando se les acaban las ideas, se precipitan hacia el tercer desfase. Tiene cosas buenas, no digo que no. Hay restos del ingenio que mostraron en sus dos primeras películas. Esos dos ingleses, nerds hasta las cachas, que viajan a Estados Unidos para estar en la Comic-Con, el Área 51 y Roswell, tenían mucho potencial. Demonios, también a mí me gustaría hacer ese plan.
El encuentro con Paul, ese alien que ha aprendido en la Tierra a beber, fumar, y decir tacos, daba para mucho, muchísimo más. Especialmente si tienes a tu disposición la voz de Steven Spielberg, la presencia de Sigourney Weaver, la de Jeffrey Tambor, la de Jason Bateman y la de una Kristen Wiig tuneada para parecerse a Carrie Fisher en sus tiempos mozos.
Y chistes tan exageradamente forzadísimos como el de Lorenzo Zoil son patéticos.
No me gusta el desperdicio de buenas ideas.

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