13/7/11

Confucio

Otra película hacia la que tenía notables reticencias. Decían que ni buena ni mala, ni fu ni fa, una historieta bonita y ya. Figúrate además con sus dos horas largas.
A finales del siglo V y en el siglo VI, China era un majestuoso caos. Aunque, ¿cuándo no lo ha sido? Todo ese periodo confuso lo cuenta la película de un modo igualmente confuso. Al menos para un occidental. Grandes elipsis, escenas con carácter episódico y tropecientos personajes sin personalidad de los que bastante tienes si te aprendes el nombre.
Confucio. Ministro de la Ley, Primer Ministro, filósofo peripatético... exiliado. Y por ahí va, yendo y viniendo con sus seguidores y pasando las de Caín. Porque otra cosa no, pero sitio para moverse por China sí que tenían.
Como siempre en estas producciones no escatiman en extras y en reconstrucciones arquitectónicas. Eso es lo mejor de la peli. El mensaje... no sé. Tiene un tufillo mesiánico y una propaganda subliminal de corte político-social que no me acabó de gustar. Ciudadanos: sed trabajadores buenos y honrados. Nosotros, en el poder, haremos lo que podamos.

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