30/6/11

Transformers 3: La cara oculta de la Luna

Si gracias a X-Men conocimos qué pasó con la crisis de los misiles de Cuba, con Transformers 3 nos enteramos de por qué fuimos a la Luna. Y algo de Chernobyl.
Visualmente arrolladora.
Argumentalmente pues eso. Para qué comentar.
Un par de hachazos a Megan Fox.
Una rubia para sustituir florero.
John Malkovich, John Turturro, Frances McDormand y Patrick Dempsey de secundarios de lujo. Se ve que en ésta también les pagaban, así que...
Buzz Aldrin, el astronauta, haciendo un cameo.
Chicago ha sido esta vez la afortunada ciudad que se va a freír espárragos.
Me encantó la escena del rascacielos. No está mal la de la autopista.
Dos horas y media son excesivas pero se dejó ver.
Al menos está bien rodada, no como esa chapuza que fue Transformers 2, con fallos de racord, de montaje, chistes sin gracia y en plan ahorro.
Porque, digo yo, si te pones a destruir, ¿por qué conformarte con unas chabolas en Egipto? Transformers 3 arrasa, que es para lo que fue hecha.
Y Obama a repartir medallas.
Demoliciones Michael Bay Inc. ha vuelto.
Y quiere quedarse.

28/6/11

Un cuento chino

Roberto es un ferretero con muy mala leche. Normal, porque vive en Argentina y su sitio habría sido, no sé, Suiza o cualquier otro país con gente de cabeza cuadrada. Así que, ¿qué hace en Argentina un tipo que cuenta las arandelas de las cajas, que se va a la cama a las 23:00 exactas y que no acepta ni el soborno de unas brocas? Pues enfadarse, claro.
Y en su vida metódica y ordenada, precisa y rutinaria, aparece un chino que no tiene ni pajolera idea de español y que, claramente, arrastra un pasado tan traumático como el del propio Roberto.
La diferencia: para Roberto nada tiene sentido y por eso colecciona noticias absurdas e imposibles. Para el chino las cosas ocurren por algo.
El mundo de Roberto se pone patas arriba. Además aparece Mari que está colada por él. Y él tiene miedo de abrir su corazón.
Hasta las vacas que caen del cielo lo hacen por una buena razón. Y, así, el cuento chino se convierte en el cuento de la lechera.
La película es Darín. Darín en estado puro. Darín cómico y Darín dramático. Pero otro Darín. Quizá un día habría que dedicarle a una entrada a él en exclusiva. Inclasificable. Siempre el mismo y siempre distinto.

26/6/11

Zombies party

Hay un variado género de películas con un elemento común: quién se salva al final. Terror con asesino en serie, zombis, catástrofes... El argumento, básicamente es ese: tratar de adivinar quién sobrevive.
Como señalaban en Scream 4, hoy en día sólo tienes una oportunidad de llegar al final si eres gay. Los antiguos supervivientes han cambiado con el paso de los tiempos y de la corrección política.
Zombies Party es la película en que sobreviven los más discapacitados (Simon Pegg y Nick Frost al frente), los que menos se lo merecen. Si hubiese justicia en el mundo, esos seis ineptos habrían caído como moscas. Los primeros. Al final sólo dos lo consiguen (o tres), pero eso no quita para que uno se pregunte cómo unos peleles semejantes pueden aguantar tanto tiempo. Ah, el instinto de supervivencia.
Para muchos una película de culto. Para mí no tanto, pero reconozco que tiene momentos enormes, divertidos, delirantes, ingeniosos. Desde el punto de vista técnico están esos dos travellings matinales, por ejemplo. Desde el punto de vista del guión ese encuentro de los seis con otros seis semejantes a ellos. O frases: la Iglesia de Inglaterra se une a otros grupos extremistas religiosos...
Y un pub inglés para archivar en la memoria: el Winchestern Tavern. Son grandes los ingleses y sus pubs.
Lástima la traducción al inglés del título original inglés: Shaun of the dead.
Total: llega un momento en la vida de todo hombre en el que ha de levantarse del sillón y matar unos zombies.

23/6/11

El misterio de las doce sillas

Mecachis en la mar.
Juan quería saber mi opinión sobre esta película porque la tiene puesta en un altarcillo. Todo el mundo ha visto El jovencito Frankenstein y a casi todo el mundo le gusta. Yo soy una excepción y, mis reticencias hacia Mel Brooks, tienen cierto fundamento: esos diálogos interminables, la falta de ritmo, los zoom brutales sin venir a cuento, errores evidentes a la hora de montar el material haciendo confusa la narración...
Juan no me dijo mucho de la película pero la película me dijo mucho de Juan. De su peculiar sentido del humor, de una cierta percepción de la realidad.
A la muerte de su suegra, Vorobyaninov busca la silla en la que ella guardó las joyas justo antes de que empezara la gloriosa Revolución. Pero también la buscan un pope y un buscavidas. Tres estratos de la sociedad soviética.
Se basa en la novela de Ilf y Petrov, esos dos tipos que, incomprensiblemente, lograron esquivar la censura soviética. Al parecer, cuando satirizaban a burgueses, clero y vagabundos, las autoridades no percibían que, lo que estaban criticando, realmente, era la demencial situación de Rusia. Recomiendo leer a Ilf y Petrov, muy superiores a esta adaptación.
Así son las cosas. ¿Comedia? No sé.
-Los rusos no hemos nacido para ser felices.
Ahora me voy a cantarle las cuarenta a Juan.
Mecachis en la mar.

22/6/11

Falling Skies. Episodio piloto

Capítulo piloto. Primera parte.
Caracoles (o el taco que cada uno diga en semejante situación).
Lo estaba viendo y pensaba que era casi (casi) tan bueno como el comienzo de The Walking Dead. Cambia zombis por extraterrestres. Un universo que recuerda, en gran medida, los escenarios de Terminator después de la guerra contra las máquinas. La raza humana obligada a sobrevivir en guerrillas. Luchando cada día contra Skitter y Mechs. Luchando cada día por armas y comida. Y pensaba que sería una lástima que ocurriera lo mismo que con The Walking Dead.
Capítulo piloto. Segunda parte.
Caímos rápida y aceleradamente en los clichés. Un grupillo que va por libre secuestra a los protas de la serie convirtiéndolos en rehenes. Es decir: pasó lo de The Walking Dead. Con más medios, más gente, más parafernalia. Pero, en el fondo, un capítulo clon, poco imaginativo.
De todos modos hubo un gran momento:
-¿Billy va a vivir?
Pum, pum. Creo que eso compensó en gran medida un capítulo topicazo.
Le daremos un poco más de margen, claro. Pero creo que, a estas alturas, debería entusiasmar más, definir mejor a los personajes: blanco, negro, asiático, las rubias... Uf, uf.

21/6/11

The Killing. Temporada 1

The Killing se relaciona directamente con las novelas de Kurt Wallander y la tradición de la novela nórdica de estos últimos años. No es de extrañar, ya que se trata de un remake de una serie danesa.
Les gustan a los nórdicos esas tramas policiacas con ramificaciones, errores, vueltas atrás, equivocaciones, pistas nuevas. Una forma de explorar la sociedad. En The Killing aparece la política, los musulmanes, las reservas indias (ay, ese casino), la mafia polaca, las corruptelas policiales, los servicios de introducción social, la irrupción del FBI tras el terrorismo internacional... Rosie Larsen era una adolescente explorando el mundo. Se mueve, vive, contacta con estos y aquellos y sus huellas se dispersan.
El capítulo 11. Un capítulo alienado, rompiendo la narración, fuera de contexto. Si fuese un anime podríamos decir que es un OVA. La detective Linden y el detective Holder. Básicamente ellos dos solos con una subtrama que no lo es. Pero que sirve para explorar quiénes son, qué sienten, qué les preocupa. Una ruptura que destroza el ritmo, el suspense, la historia principal. Y, sin embargo, un capítulo necesario, inteligente, una puesta a punto anticlimática antes de lanzarse hacia el clímax final.
Y me sigue dando miedo Linden (Mireille Enos). Esa forma de andar, los dos brazos abiertos, avanzando en paralelo, balanceándolos adelante y atrás. Misteriosa, inescrutable. Rota por dentro, dura por fuera. Intuitiva y sorprendente en sus decisiones. Joel Kinnaman, el actor sueco que interpreta a Holder, también es buena elección. Encogido, frotándose la espalda dolorida, ojos semicerrados, hecho polvo... Una gesticulación muy trabajada.
Políticos, la raza que juega tanto a ser Dios que acaban por creérselo. Por encima del bien y del mal, por encima de la verdad. Construyendo su verdad. Como si nada, absolutamente nada, pasara más allá de sus sobredimensionadas chorraditas.
Hay algunos comportamientos que no cuadran, barroca y retorcidamente impropios (muy propio de los nórdicos), como la doble vida de la tía de Rosie. Pero hay momentos extraordinariamente buenos, fuertes, intensos.
Termina... y no termina.
¿Habrá segunda temporada?
Por mí no hay problema.

19/6/11

Micmacs

Decir que una película de Jean-Pierre Jeunet es rarita resulta una perogrullada. Pero no es fácil definirla en pocas palabras.
Cine cómico mudo sin ser mudo. Una sucesión de gags más o menos ocurrentes. También un toque de Vive como quieras, por esa familia de extravagantes chatarreros: Mamá Pan, Calculadora, Contorsionista, Talego, Chasquidos... Cada uno con sus propias excéntricas habilidades.
A la mayoría le puede cansar. Creo que hay que adoptar una abierta disposición para dejarse sorprender en cada escena, a ver qué nueva gansada se les ha ocurrido esta vez.
Algunas son francamente buenas. Cada vez que pienso en la del fútbol me río sin poderlo evitar. Partidos de liga francesa con un nuevo aliciente: hay una mina antipersona enterrada en el campo. Delirante.
De fondo una crítica a los fabricantes de armas. Supongo que no viene mal en Francia, probablemente la mayor culpable de las guerras que hay en el mundo. Aunque más que una crítica, admitámoslo, es una mera excusa para desarrollar las ocurrencias.

18/6/11

Kung Fu Panda 2

Son 80 minutos repletos de acción veloz y de chistes. Cuando no están enzarzados en una original pelea, están diciendo tonterías. A veces ambas cosas a la vez.
-¿Cuál es el plan?
-Paso número uno: rescataros.
-¿Y ahora?
-Nunca pensé que llegaría tan lejos.
Po sigue siendo Po: gordo, peludo, entrañable, bonachón. Mirando siempre el lado bueno de las cosas. Un poquito irritado porque, ahora que se ha apuntado al kung fu, le dicen que el kung fu ha muerto. Un malvado pavo real y su pólvora van a ponerle fin.
Po soporta todo el peso. Apenas hay hueco para profundizar en los otros personajes. No hay tiempo. Todo ocurre a velocidad de vértigo, sin pausa, sin conceder respiro. Y con un nivel de detallismo casi exagerado. No sorprende como hizo la primera y el guión es mucho más flojo. Pero Po sigue siendo Po.
Conserva la paz interior, Guerrero del Dragón. Y recuerda: si tú eres un oso panda y tu padre es un ganso, es posible que tú seas adoptado.
Ah, la sabiduría oriental...

15/6/11

Raising Hope

Me gusta el humor inteligente.
En primer lugar porque tengo tanto derecho como cualquier otro a pasar por un pedante.
En segundo lugar porque es verdad. Me gusta pillar esas cosas con doble o triple vuelta de tirabuzón. Y, cuando no las pillo, me gusta saber que me estoy perdiendo algo y que podría indagar sobre ello (o no).
Pues Raising Hope no es humor inteligente y, sin embargo, hay pocas series con las que me ría más. Raising Hope es humor directo, bruto, visceral. Guerra de escupitajos contra una alpaca, intentar quitar las pilas a la bebé para que deje de llorar, pringarse de yogur, descargas eléctricas, caídas, golpes, El Club de la Lucha, alguna que otra vomitona y Shelley (Kate Micucci), la de la guardería, que es un chiste en sí misma (graciosísima siempre). O las letras de esas canciones, tan sutiles como la del día de Acción de Gracias: Charlie Sheen da gracias por sus fulanas.
La familia Chance (je, je) es una familia de perdedores. Pobres como ratillas. La bisabuela tiene Alzheimer, la madre limpia retretes, el padre siega jardines, el hijo limpia piscinas... Viven el día a día. Día tras día.
Y, un día, Jimmy, el hijo, sin saberlo, es seducido por una asesina en serie. Nueve meses después la chica acaba en la silla eléctrica y a él le deja una bebita: Hope. Hope Chance (je, je).
Y está Martha Plimpton. Tan crecidita como en The Good Wife pero tan zumbada como cuando hizo Los Goonies.
Y sí: mi casa es cualquier sitio en el que esté contigo.

14/6/11

Insidious

Peli de casa chunga y niño chungo.
La primera parte de la película es bastante convencional. La familia (papá, mámá y tres niños) se trasladan a una nueva casa. Al poco tiempo el niño mayor entra en un coma que no es coma y una serie de entes que no deberían estar por allí sí que están.
Me aburrí bastante porque me parecía lo de siempre.
Entonces entran los tres espiritistas en juego. Y, para empezar, son graciosos, especialmente los dos varones, con sus celos profesionales.
Comienza el segundo tramo de la película y consiguen explicar algo que normalmente me mosquea: por qué los espíritus no hacen lo que tienen que hacer en el minuto uno y así se acaba la película. No lo explican para todas las películas. Pero sí lo explican para la presente que, por otra parte, es lo que interesa. Una explicación racional. Entiéndase por racional simplemente verosimilitud.
Y ahí estamos, embarcados en el mundo de los espíritus entrelazado con el de andar por casa, el de los vivos.
Así que me resultó más entretenidilla. Pero llega el final y, en mi opinión, lo echan a perder para dejar la puerta abierta a una segunda parte o a doce partes más.
Al margen: cuando ya había empezado la película entraron tres chicas que se situaron varias filas por delante de mí. De pronto no estaban. Habían desaparecido. Pensé que yo tenía alucinaciones o que eran tres espíritus que se habían acercado a ver la película. ¿Estaré haciendo un viaje astral? ¿Lo están haciendo ellas?
Al acabar la película las tres, encogidas en sus asientos, se desplegaron de nuevo mostrando su presencia. Ellas salieron en silencio y despavoridas. Yo quedé aliviado.
Me costó contenerme para no darles un grito cuando pasaron a mi lado.

13/6/11

Misterios de Lisboa

Tenía muchísimas ganas de ver esta película, pero 255 minutos (4 horas y cuarto) exigen unas ciertas condiciones mentales y físicas, preparación y disposición adecuada, un algo de esfuerzo y, desde luego, valor.
Finalmente me puse a ello. Un culebrón decimonónico, un melodrama, un folletín a lo Dickens pero portugués, un novelón de Camilo Castelo Branco. Huérfanos, adulterios, mujeres fatales, duelos, viajes, coincidencias extrañas... desmayos.
Al principio el protagonista parece Joao, que es quien, ciertamente, cuenta la historia. Pero luego las ramificaciones crecen y crecen: su madre, su padre, el amante, el marido, el asesino, la criada, la querida... Todos con su descabellada y asombrosa historia pasando a convertirse en protagonistas.
Y, en medio de todo ello, el padre Dinis, un sacerdote con un pasado (54 años que nos remontan a la Revolución francesa y a Napoleón) tan turbulento y complejo, que le hace estar en el centro de todo, con más ases en la manga que un congreso de tahures. Un conocedor experimentado de la naturaleza humana aunque, incluso para él, quedan algunas sorpresas.
Raúl Ruiz no tiene muchos medios para reconstruir grandes escenarios o secuencias de masas. Pero se las apaña con una buena fotografía de interiores de época y un estilazo soberbio. Abusa de esos travellings, tan seguidos y persistentes, que pueden resultar fatigosos. Pero se le puede disculpar porque son suaves, tranquilos y de una asombrosa elegancia.
Eso define a la película: elegancia. Elegancia y saudade. Esa particular morriña portuguesa.
Muy bien utilizado el guiñol, el reflejo de la condición de los personajes, marionetas que son traídas y llevadas por el destino. Todo ello para desembocar, seguro, en que los humanos estamos llenos de... humanidad.
Y cuando acaba la película aún te preguntas: ¿qué pasa con la monja, la supuesta hermana del padre Dinis? ¿Cuál sería su alucinante historia?
Pero, desde que el ángel de la inocencia nos abandonó, siempre es bueno que algo quede en el misterio.

12/6/11

Parks and recretion. Temporada 3

Lo único que no me gusta de esta temporada es Rob Lowe. No sé si es que está más desquiciado que los demás o es excesivamente histriónico o es, simplemente, que la comedia no es para él. No encaja.
Los demás tienen un sentido de la comedia. Un poco exagerados, un poco patéticos, un poco encantadores. Cada uno, a su ridícula manera, encuentra la manifestación adecuada a la forma de expresar el personaje.
Me encanta el matrimonio de April y Andy. Extraño, imposible, inesperado.
Me encanta la relación entre Leslie y Ben. Cómo ha ido evolucionando y la situación tan comprometida en que se encuentra al terminar la temporada. Un cliffhanger de los buenos.
Me encanta Swanson, por supuesto. Conoce a sus empleados de un modo que no cabía imaginarse. Los diálogos con April son fascinantes:
-¿Tomaste el nombre?
-No entendí bien el apellido.
-¿Tomaste su teléfono?
-No.
-Buena chica.
O ese otro:
-Es una llamada personal. Sabes que jamás uso el teléfono para trabajar.
Y me encanta que aparezca Parker Posey en uno de los episodios.

10/6/11

Hanna

Como siempre, lo importante no es qué cuentas sino cómo lo cuentas.
Y Joe Wright lo cuenta bien. Rarito, sí. Puede gustar o no, pero es original. Es una historia de espías. Pero se mezcla con la road movie, el viaje de iniciación, referencias metafóricas a los cuentos de hadas y, a ratos, en las escenas de acción, hasta con el videoclip.
Correctos Eric Bana y Cate Blanchett. Impresionante, por supuesto, Saoirse Ronan. La chica sabe aportar ese toque extraño de dulzura y salvajismo, vulnerabilidad y fuerza.
Me gustó la mezcolanza musical y los golpes de humor: el desayuno, el intento de besarla... Inverosímiles son asuntos como el manejo del ordenador o la ausencia de armas de fuego en algunas peleas. Pero estas son cosas casi inevitables en una película de acción.
Lo curioso, lo que a mí me parece ver de fondo, es esa sociedad que nos pinta. Un lugar en el que una niña asesina resulta estar más cuerda que todos los demás. Porque la familia con la que viaja Hanna es para echar de comer aparte.
Matar cara a cara.

9/6/11

El mago de Oz

El mago de Oz es una de esas películas que deberíamos ver todos los meses desde que somos niños de 5 años hasta que morimos niños a los 95. Hay que verla para recordar la unión de cabeza, corazón y valor. Y que no olvidemos, en el largo viaje, quiénes somos y cuál es nuestro destino.
Confieso que yo no la veo todos los meses. Mea culpa. Aunque sé que debería hacerlo.
Se pueden hacer tropecientas lecturas en cuanto al contenido y, probablemente, cuando la vemos, cada 30 días, llegamos a algo distinto.
Pero eso es un caballo de diferente color.
1939. Fue un gran año para el cine. Lo que el viento se llevó, La diligencia, Caballero sin espada, Sólo los ángeles tienen alas, El mago de Oz...
Creo que Víctor Fleming estuvo muy listo. El color no necesitaba grandes defensores que le ayudaran a imponerse. Iba a hacerlo más pronto o más tarde. Pero El mago de Oz fue, sin duda, una gran impulsora. El comienzo en blanco y negro, la gris y polvorienta Kansas, se rompe cuando Dorothy abre la puerta tras el tornado. Y el color irrumpe, apabullante, saturando los sentidos. Quizá hoy día haya perdido algo de efecto. Pero recuerda: estamos en 1939.
Como para derretirse, sí.
-¡Me derrito! ¡Me derrito!

8/6/11

Burke and Hare

Y vamos con otra comedia inglesa.
Acababa de leer un relato de Stevenson (El ladrón de cadáveres) que narra la estrecha relación entre crimen y medicina en Edimburgo allá por 1828. Robert Knox, cirujano, compraba cadáveres frescos para sus clases. Burke y Hare le proporcionaban dichos suministros médicos. Y, cuando no los tenían, los fabricaban.
Investigando sobre Knox, Burke y Hare, di con esta película, una comedia macabra, con bastante humor negro y algunos graves problemas de fondo.
Está Knox (Tom Wilkinson) que, casi siempre, cree que la película es un drama. Están Burke (Simon Pegg) y Hare (Andy Serkis) que, casi siempre, creen que la película es una comedia. Está Ginny (Isla Fisher), la prostituta con aspiraciones de actriz shakesperiana, que no sabe qué clase de película es. Y está el hilo del relato, el narrador-verdugo, que, casi siempre, cree que la película es realista o histórica.
John Landis dejó de ser hace tiempo un tipo capacitado para manejar todo ese tinglado. Así que, dejando al margen algún que otro momento gracioso y luctuoso, el metraje se hace pesado, arrítmico y, paradójicamente, pueril. Porque todas esas caricaturas de personajes secundarios...
Menos mal que vivimos en tiempos ilustrados.

7/6/11

Wild Target

Una vez más, ante una mala semana de cine, es momento de actualizarse con las cosas que, al parecer, no llegarán a las pantallas españolas.
Quería ver esta película porque trabaja Rupert Grint y quería saber si hay vida más allá de Harry Potter, más allá de Ron.
Un asesino (Bill Nighy) contratado para matar a una ladrona, una ladrona (Emily Blunt) contratada para robar un cuadro y un lavacoches (Rupert Grint) que aparece por ahí. Las cosas se complican y el amor también.
Previsible, pero con ese humor inglés tan aparentemente soso y flemático que funciona por antítesis. Tiene sus buenos momentos en los líos y es algo más torpe en el desarrollo de las relaciones, más que nada por ser un cliché.
Además andan por ahí Ruper Everett, Eileen Atkins y Martin Freeman. No es una película en la que los actores puedan lucirse (está concebida de un modo deliberadamente frío, inglés, flemático) pero es un buen reparto y se deja querer.

6/6/11

Outcasts

Todo está mal en esta serie. Empezando por el título. ¿Por qué no se titula Carpathia?
Están mal las tramas. Promesas de algo gordo que después no tiene ninguna trascendencia (el terremoto-tormenta), discursos pretenciosos vacíos (el viaje de Pak), derivaciones complejísimas para cosas sencillas (la llegada de una nave para introducir a tan sólo dos personajes)...
Están mal esos personajes, clones de otras series, especialmente Battlestar Galactica: Julius Berger, el científico/fanático/iluminado, igual a Gaius Baltar, el Presidente igual a Roslin, Fleur igual a Starbuck, Cass igual a Jefe...
Está mal colocar capítulos embotellados, autoconclusivos, para que veamos que pueden estirar lo que les dé la gana sin llegar a ninguna parte.
Todo está mal salvo el último capítulo. Lo que debería haber sido: tramas políticas, amenazas a varias bandas, alianzas y traiciones inesperadas... La serie acaba con un capítulo logradísimo y un cliffhanger estupendo. Demasiado tarde. Para entonces, el público ha encontrado mejores cosas que hacer, como tratar de encestar palomitas en una papelera.
Me encanta la ciencia-ficción. Pero en el capítulo 3 ya me habían perdido. Me ha costado parte de mi ADN llegar al final.

4/6/11

X-Men: Primera generación

Los X-Men han (re)vuelto otra vez. La historia empieza antes. Antes de las otras. Así sabemos cómo se conocieron Charles Xavier, Magneto, Mística, Bestia y demás.
También, gracias a la película, averiguaremos qué es lo que pasó, realmente, en la crisis de los misiles de Cuba. Qué calladín se lo tenían. Supongo que el siguiente paso será confirmar que fue Magneto quien mató a Kennedy con una bala que no necesitaba arma que la disparase. Sólo una mente.
Buena dirección de Matthew Vaughn.
Graciosa, por supuesto, la breve aparición de Lobezno.
Bonita la escena del submarino volando.
Por lo demás todo es lo de siempre. La dialéctica entre los dos grupos de mutantes, los que quieren imponerse a la raza humana y los que quieren integrarse. Sin matices personales, sin profundidad en los personajes.
En definitiva: lo que uno espera de los X-Men. Me gustaría que, en una de éstas, nos sorprendieran con algo más. Quizá menos personajes y más psicología en los caracteres.

3/6/11

Pequeñas mentiras sin importancia

Se conocen desde hace 15 años, tienen treinta y muchos o cuarenta y algo, son alegres, despreocupados e irresponsables. Pasan juntos las vacaciones de verano. Algunos hasta tienen hijos.
Pero este verano, amigo, ha llegado el momento del bofetón de realidad.
Dos horas y media en las que no pasa mucho. Pasa la realidad, la insensatez, las bromas divertidas, los cabreos tontos. Pero muy bien contado. Ves ese ejemplar plano secuencia inicial y ya sabes que ahí hay trabajo esmerado.
Divertida, triste, desgarrada. Humor y tragedia latente se dan la mano. Dirigida con mucha inteligencia, haciendo evolucionar a los personajes poco a poco. Muy graciosos Max y Vero. Todos ellos viven al día, ignorando el daño que despliegan a su alrededor.
No saben que son infelices. Todavía no.
Pero es el momento del bofetón de realidad.

2/6/11

In treatment. Temporada 1

Creo que es muy meritorio el trabajo de los intérpretes de esta serie, sometidos a situaciones extremas. Y no me refiero a la verbalización pornográfica y violenta, a los gritos, bofetadas y empujones.
Me refiero, y es solo un ejemplo, a Sophie, la niña de 16 años. Ese capítulo que entra a saco. Primer plano. Llorando desquiciada, en el suelo, los cojines revueltos, pañuelos de papel por todas partes. Tiene que sostener el llanto durante varias tomas. Luego relajarse, pasar a contar un chiste sobre Harry Potter, echar unas risas y vuelta a llorar.
Y, además, porque prueba la versatilidad de los actores. Jake me sonaba de algo. Pensaba que lo había visto, qué se yo, de secundario en una peli de acción. Hasta que me dijeron que era Will el de The Good Wife. O la propia Sophie. Había tomas que me recordaban a algo. Hasta que me digné a ver los créditos y descubrí que era Mia Wasikowska, la Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton.
Intensa, dura, a veces brutal. Porque, en el fondo, es el relato de una sociedad corrompida y en proceso de descomposición. Sólo Gina se salva.
Sólo tengo una pega que ponerle: no es muy cinematográfica. Es teatro, básicamente. Las sesiones de psiquiatra de 50 minutos teóricos se condensan en 23 y, en ocasiones, tanta palabra, sin ayuda de flashback, sin plasmación de recuerdos, sin ningún apoyo, incluso aburre pese a su brevedad.
Arriesgado.
Entiendo que sea muy minoritaria. Pero, con frecuencia, el esfuerzo queda recompensado.

1/6/11

Caperucita Roja

-No hables con extraños.
Ni veas películas que sabes que no son para ti.
Otra de esas películas de Catherine Hardwicke que explora la adolescencia, principalmente la femenina. El descubrimiento del mundo adulto. En quién puedes confiar y en quién no. Tus padres no son perfectos y tienes que lidiar con eso.
Me gusta la estética gótica pero, uno de los problemas de que exista Tim Burton, es que nadie se le acerca. Él tiene un universo propio. El de los demás, Catherine, chica, es postizo. Hay buenas ideas, una fotografía de postal bonita y hasta esa banda sonora rock de la fiesta son admisibles y originales. Pero...
No me atreví a cruzar el bosque de hembras treceañeras que rondaban la taquilla mientras la peli tuvo cierto auge. Había también, siempre, alguna loba. Y, al final, podía estar la abuelita de ojos, orejas y dientes grandes. A saber qué podía pasarme.
Así que en un día de semana cualquiera, lluvioso, con tormenta, me atreví a ir con mi cestita. La merienda no me pareció tan mala como esperaba pero tampoco llegó a buena.