9/4/11

Soy el número cuatro

Supongo que la primera ley del Derecho Intergaláctico establece que todo adolescente alien, inmigrante en la Tierra, debe pasar por un instituto americano, independientemente de sus superpoderes e inteligencia. Supongo que es la manía esa de igualar a todos por abajo.
Creo que deberían replanteárselo porque los malos que buscan a los teen ya saben a dónde tienen que ir para encontrarlos y se montan unos estropicios monumentales. Quiero decir que, quizá, al principio, fue una buena idea. Pero ahora con Obama y todo eso...
El caso es que D. J. Caruso es un experto en plagios. Y ahí tenemos al chico que sólo puede amar a una persona y para siempre dando la tabarra con la chica humana a la que protege de los malos que, por otra parte, iban a por él. ¿Apesta a Crepúsculo? Pues claro. Cambia a vampiros por marcianos y ya está montada la saga.
Bueno, me gustó la entrada de la número seis en plan apisonadora. Hasta entonces, para mi gusto, demasiado lenta y un poquito merengada.
He leído entrevistas en las que los protas afirman que nunca se había hecho nada igual. Por favor...

No hay comentarios: