8/1/11

También la lluvia

Lo reconozco: va merecidamente a los Oscar.
Vaya cacho de pedazo de trozo de película que se ha marcado Bollaín. Yo, muy escéptico con el cine español (pese a otras sopresas que la directora me había deparado), iba dispuesto a entregar todo el mérito al guión de su marido Paul Laverty. Por aquello de que es el guionista habitual de Ken Loach.
Pero mira tú: Icíar Bollaín se supera a sí misma con cada película que hace.
Hay una película ficticia sobre Bartolomé de las Casas. Y hay un documental ficticio sobre la película ficticia que filma, entre otras cosas, los ensayos ficticios en la línea de Vania en la calle 42 o Looking for Richard. Y está la película en sí que es, a su vez, un falso documental sobre la Guerra del Agua en Cochabamba.
Y Bollaín juega todos estos niveles con una habilidad deslumbrante. Porque, por ejemplo, la niña que interpreta a una india contemplando el castigo de su padre ("triste, pero interesante") se siente obligada, por coherencia, a actuar en la vida real, expresando la inspirada indignación.
Hay escenas logradísimas. El discurso de Montesinos; las madres que se niegan a interpretar el ahogamiento de sus bebés porque ni siquiera se lo pueden imaginar (y una de ellas canta, calmándoles); o la del comienzo, que a mí ya me atrapó para no soltarme, planteando muy bien lo que va a ser toda la película: una lucha contra la injusticia.
-Sobrevivimos, como siempre. Es lo que mejor se nos da.
¡Ah! Y Luis Tosar, que empieza haciendo el mismo papel de siempre, evoluciona. ¿No es flipante?

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