Este
año no hay duda. En años anteriores buscaba una película que me hubiese
sorprendido y que no tenía por qué ser la mejor. Pero en 2011 esa disociación
no existe. La que me sorprendió es la mejor.
El árbol de la vida.Ya sabes que me dejó casi sin palabras.
Imagino que no le darán el Oscar. Imagino que no le darán muchos premios (alguno sí). Imagino que los sesudos críticos que no le vieron sentido siguen sin comprender su vitalismo. Porque la vida, antes que ser pensada, es vivida.
Sí. El árbol de la vida va a estar mucho tiempo sorprendiéndome en la memoria. Y el día 11 de enero volveré a disfrutarla en DVD.
Tengo a David W. Griffith en un alto pedestal porque fue el configurador del lenguaje cinematográfico. El tío que dijo: El cine se hace así. Pero cuando alguien rompe los moldes de ese lenguaje y dice: yo lo hago como me da la gana, entonces, me quito el sombrero.
Y, encima, con contenido, con tantas y tantas formas de interpretarlo...