23/10/10

Héroes

Hay que advertir que esta película está especialmente destinada a aquellos que tenían 12 años en los años 80, que veraneaban en pueblos, que encontraban en la bicicleta el medio de transporte ideal para transitar por caminos de tierra y que no conocían los horarios nocturnos de verano. A los que tenían un póster de Los Goonies o La historia interminable. Cuano KITT era un coche fantástico durante las horas de la siesta. A los que comían tigretones y montaban en vehículos montados con unas tablas y rodamientos de acero, arrojándose por una ladera. En fin, a todos los que tienen un verano de la década de los 80 grabado en la memoria.
Nostálgica a tope.
Y también un poco casposa, la verdad. Freixas tiene unas intenciones buenísimas. La película es el vehículo para dar salida a una emoción que le corroe. Está muy bien el diseño de producción para ambientar ese mundo ochentero. Le falta un poco más de audacia, un poco más de fuerza. Lo del viaje en la actualidad está demasiado forzado y acaba por ser increíble. Y cuando toca ponerse sentimental no tiene límite.
Pero pese a todo, si estás en los 30 te lo pasarás bien identificando esos magnetófonos, esos paracaídas de plasticuchi, los patéticos bañadores y una luna llena que, digan lo que quieran, no es como la de ahora.

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