14/9/10

The secret of Kells

Esta película pequeñita es una sorpresa.
Sin duda, una película en 3D es mucho más compleja desde un punto de vista técnico. Pero, conceptualmente, The secret of Kells es casi increíble.
Si en la época del románico, en los siglos XI y XII, hubiesen existido los dibujos animados, habrían hecho esto. Exactamente esto. Si el tipo que minió el libro de Kells hubiese tenido que hacer The secret of Kells habría hecho esto. Exactamente esto.
Hay que tener mucha imaginación (y echar muchas horas) para liberarse de las concepciones tridimensionales que tenemos. Hay que resolver cómo pintar unas escaleras, un plano cenital, un bosque, una abadía, según la concepción románica.
No es una película infantil (aunque quizá los niños la entiendan mejor que los adultos porque aún no han sido maleados por clichés representativos) ni muy entretenida ni con argumento interesante. Pero es bonita. Muy bonita.
Y la música, con esos sones celtas y gregorianos, resulta enormemente apropiada y emotiva.
O quizá es que me gusta demasiado la Edad Media.

4 comentarios:

edp dijo...

A mí me dio un poco igual, la verdad. Demasiado new age para mi gusto

Individuo Kane dijo...

No creo que todo eso de las hadas y los bosques sea new age. Es la narración de algo real en los siglos X, XI, XII: la dicotomía entre paganismo y cristianismo que, en muchas ocasiones, se entremezclaba.
La cosa sólo se resolverá en el XIII cuando los franciscanos acaben con el miedo a la naturaleza y los dominicos con el miedo a la razón. Sólo ahí terminaron con las supersticiones paganas.
Creo que la película refleja bien ese ambientillo, con la transformación del hada en una loba blanca.

edp dijo...

Bueno, vale, pensaba que tenía más que ver con el maravilloso libro de Kells del que me enamoré en el Trinity College y no con niñas hadas lobas y con cosas que "si buscas los suficiente hallas en tu corazón y en el bosque". Si no fuera por las reminiscencias dublinesas, no me hubiera lanzado en pos del dibujo animado.

Individuo Kane dijo...

Ah. Ya me parecía a mí raro que te hubieses lanzado a por una de dibus.