28/8/10

Mis tardes con Margueritte

Dura 75 minutos y le cuesta llenarlos.
Es verdad que no pasa de ser una mera anecdotilla. Pero el tema es tan sugerente... Un brutote coincide en el parque con una ancianita lectora. Ella lee y él se va cultivando poco a poco, encontrando las palabras adecuadas para expresar aquello que antes no sabía cómo decir.
Se pueden decir tantas cosas acerca de la literatura, de los buenos libros, de la expresión correcta de las cosas... A Jean Becker, sin embargo, se le acaban pronto las ideas y, las que tiene, están tan forzadas, son tan previsibles...
La verdad es que tras Conversaciones con mi jardinero y Dejad de quererme tampoco esperaba una bomba. Esperaba, sí, esa historietita, tierna, amable, encantadora, llena de buenos sentimientos. Pero sabe a muy poco.
Todos esos habituales del bar deben tener unas historias impresionantes. Se quedan en bosquejos.
La distancia está en la cabeza. Y Becker no tiene la suficiente.

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