No tengo ni la más remota idea de por qué muchos comparan esta película con Gladiator. Bueno, vale, es de romanos. Pero lo cierto es que ahí (y en una batalla en un bosque) acaban los parecidos.
Centurión es una persecución, una fuga. Podría haber sido una de indios y vaqueros, de polis y atracadores, de astronautas y marcianos. 7 romanos supervivientes de la Novena Legión huyen de los pictos. En los talones llevan a Etain (una Olga Kurylenko muda, gran idea), una rastreadora sedienta de venganza que es la caña.
Las batallas y peleas son bastante gore, el tono realista tirando a sucio, el guión bastante pobre (especialmente los diálogos). Lo mejor, sin duda, la fotografía, casi siempre fría, azulada, muy contrastada, oscura. Y los paisajes otoñales y nevados de la Gran Bretaña.
Las Legiones son capaces de organizarse en una hora (si se lo hubisen dicho a Julio César...) y hay una rubia, perdida en las montañas, que habla latín mejor que Cicerón.
Aunque no me ha emocionado en absoluto, y como he visto otros engendros de Neil Marshall como Doomsday, esperaba algo mucho peor. En fin, que con 15 millones (100 menos que Gladiator) ha hecho una de romanos que también da el pego.
Y me hace volver a preguntarme en qué diablos gastó Ridley Scott el dinero.
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