7/7/10

Madres e hijas

El título adecuado sería Embarazos y partos.
Sobre todo partos en algunos momentos en que a la película le cuesta avanzar. O, mejor dicho, le sobra metraje innecesario.
Las películas de Rodrigo García se dejan ver con bastante indiferencia. Todas ellas me producen la misma sensación de insustancialidad. Tienen un algo de drama, otro poco de sentimental, otro tanto de historia más o menos bien contada. Nunca cuentan nada trascendental, tampoco aburren. Mientras estoy en el cine las sigo sin problemas, cuando voy a cenar me esfuerzo por recordar cuál fue la película que vi esta tarde.
Madres e hijas, en esta ocasión, tiende al marujeo un poquito más de lo habitual. Creo yo. Al marujeo realizado por un hombre. Quiero decir que está más cerca de las películas de Siete almas que de Crash, más sentimentalismo que drama. Esas escenas en el hospital... Forzar una situación como la de Lucy para desatar un ataque de histeria no está bien. Y lo de Naomi Watts, en pleno siglo XXI, tampoco se entiende por mucho que diga que no quiere que la anestesien.
Pero claro, si uno tiene en el reparto a Annette Benning, Naomi Watts, Samuel L. Jackson, David Morse y Carla Gallo ya tiene hechas tres cuartas partes.
Por cierto ¿por qué se olvida de Carla Gallo? Nos la presenta, muestra otro embarazo, el marido la engaña, la amante deja los restos del delito y... No volvemos a saber nada. Trama desaparecida, anulada. ¿Para qué fue creada?

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