2/7/10

Casa de juegos

Fue la primera película que dirigió David Mamet. Una película de timadores que tendría notable influencia sobre el género, incluso sobre Nueve Reinas. Actualmente hemos visto ya muchos timos y a Mamet quizá le falta un poquito de sutilidad, por lo que la trama se vulve previsible a partir de cierto momento.
También le falta ese absoluto control sobre el guión que tendrá en películas posteriores, sin dejar resquicios ni hilos sueltos.
Sin embargo, en Casa de juegos, ya aparecen muchas de los constantes de su filmografía, especialmente la del individuo corriente de la calle que, sin saber muy bien cómo, se ve metido en un lío de narices que le sobrepasa por todas partes. En este caso es Lindsay Crouse, psiquiatra, escritora de éxito, fumadora empedernida, insegura, infeliz. Preocupada por uno de sus pacientes, ludópata, acude a una partida de póquer. Y las cosas se lían.
Mamet tiene una habilidad poco común para alargar las escenas. Una partida de póquer, una conversación de apariencia trivial, la limpieza de un despacho... No importa que duren minutos porque el tío sabe que no está aburriendo al espectador. Lo que ocurre, engancha.
Y un buen consejo:
-Necesitas alegría.
A ser posible antes de cometer un asesinato.

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