3/6/10

Tempestad sobre Washington

La excusa, el mcguffin, para esta trama de intriga política es la designación de un nuevo Secretario de Estado.
A partir de ahí las cosas se desmadran: comité de investigación, testigos, favores, presiones, chantajes...
La cámara de Otto Preminger siempre es elegante. Se desplaza o encuadra de modos distintos a los tradicionales. Donde todo el mundo enfocaría un pasillo de forma centrada de modo longitudinal, él enfoca un fragmento de modo que, cuando el protagonista se pierde, seguimos viendo la pared. Y nos dan ganas de asomar más allá de la pantalla, a ver qué ha sido de él. O vemos un discurso en lo que parece un primer plano y, de pronto, descubrimos que la cámara está montada en una dolly para hacer un travelling sobre los senadores.
Una visión al estilo de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Pero menos complaciente, creo. Los personajes no acaban de caernos bien. No hay blanco o negro, como dice uno de ellos. Todo es gris, todos tienen secretos.
La política es muy sucia.
Y, desde luego, como siempre, los pacifistas son los peores, provocando con sus iniciativas más muertes que de cualquier otra manera posible.

2 comentarios:

edp dijo...

La has atacado rápido (más que Lost). Yo es que siempre estoy en modo de búsqueda de más Alas Oeste.

Individuo Kane dijo...

Bueno, todo es compatible.
A veces hay que ver unas cosas y otras veces otras. Descuida que Lost avanza a buen ritmo.