Street Fighter: la leyenda

No había que poner mucho esfuerzo para superar la versión de 1994 de Jean-Claude van Damme. Así que no lo han puesto.

Esto de adaptar videojuegos de patadas al cine no lo veo claro. Si se adapta fielmente el videojuego, no habría ser humano que aguantase 90 minutos de mamporros continuados. Si se le añade un guión para procurar algo de profundidad a la historia, deja de ser una adaptación para ser una película de acción. Habría que ponerle otro título. ¿Qué hacer? Mitad y mitad. Es decir, calificación de aprobadillo.

Los diálogos son de vergüenza ajena, la parejita de polis no pinta nada en toda la trama y la delicada Kristin Kreuk es capaz de tumbar a golpes a una bestia parda como Michael Clarke Duncan.

Lo mejor: la pelea con la lesbiana en los baños de la discoteca.

Lo de esas bolas místicas de plasma es el colmo.

Confesiones de una compradora compulsiva

No se separa un ápice de los esquemas de las comedias románticas. Chico y chica, discusión, reconciliación. Pero tiene varias subtramas funcionando a la par: la boda de la amiga, la competidora, las reuniones de compradores compulsivos anónimos y, sobre todo, el cobrador.

Lo más sorprendente es que hasta hace gracia en varias ocasiones y tiene algún que otro diálogo mordaz: la comparación entre las tiendas y los hombres.

Normalmente, cuando voy a ver este tipo de películas, no hago otra cosa que bostezar. Pues esta vez no.

Tener ahí a John Goodman, Joan Cusack y Kristin Scott Thomas para hacer de meros comparsas en algunas escenas da un poco de pena.

Personalmente soy alérgico a las tiendas. Me da una pereza inmensa tener que ir a comprar algo. Más aún si se trata de ropa. Quizá por eso me alegran la cantidad de cosas absurdas que le pasan a la protagonista.

La vida secreta de las abejas

La potencia dramática del comienzo, desde que Dakota Fanning aprieta el gatillo hasta que deja la nota sobre la mesa, pasando por el castigo físico del maíz y las brutales discusiones entre padre e hija, me hizo creer que iba a presenciar una película memorable.

Después, los excesos sentimentales, la abundante miel azucarada de esa colmena, hacen que la cinta pierda unos cuantos puntos.

Podía haber sido tan buena como Matar un ruiseñor o, al menos, como Tomates verdes fritos. Bastaba con suprimir unas cuantas cosillas de aquí y allá.

Pese a todo, me parece que tiene muchas cosas buenas: la ambientación en un Estado sudista en 1964, el racismo, el peculiar cristianismo de las gentes, los toques de realismo mágico, la vida cotidiana de una pequeña población, el espíritu latente de Martin Luther King sobre los afroamericanos, los blancos que se resisten a los cambios...

Cinco actrices enormes: Queen Latifah, Jennifer Hudson, Alicia Keys, Sophie Okonedo y, una vez más, Dakota Fanning. Una colmena con una reina, como una isla en medio del mundo que, obviamente, no siempre podrá seguir en paz.

Pese a todo el sentimentalismo, hay secuencias e ideas que me reconcilian con ella, metáforas como la de los paneles llenos que se deben cambiar por otros vacíos.

Traidor

En la línea de La sombra del reino o Red de mentiras: lo último sobre terrorismo islámico y espías americanos.

Es curioso: les afectó el 11-S y lo demuestran. A los españoles no nos sucede lo mismo con el 11-M. Como si no hubiera pasado nada. Seguimos haciendo la enésima versión de desquiciados chorras con Mentiras y gordas. ¿A nadie se le ocurre que, quizá, una peli española de espías y terrorismo islámico pudiera gustar?

Traidor nos hace la introducción: hay un atentado en la Costa del Sol y un interrogatorio posterior en Madrid.

La peli no es muy novedosa. Tiene unas cuantas ideas que, en mi opinión, con una buena dirección o un buen montaje, podrían haber dado mucho de sí. La del autobús, por ejemplo. De ahí podría haber salido una secuencia dramática potentísima. Están Don Cheadle y Guy Pearce, cosa que siempre se agradece.

Y, de todos modos, no le hace falta nada más para mejorar Red de mentiras.

Déjame entrar

Muy perversa.

Esta película de vampiros me ha encantado.

Tiene la frialdad de Aki Kaurismaki y una trama construida con esmero.

Son suecos y hablan poco. Así que son los hechos los que cuentan todo. En apariencia, anécdotas triviales. Pero todo tiene un sentido: el modo en que el mal, bajo el disfraz de la inocencia, seduce y tiende lazos para obtener sus fines.

Ejemplo: la profesora lee El hobbit, el fragmento en que Bilbo Bolsón, prudente, logra escapar de la oscuridad. Toda la clase escucha. Pero Oskar no. Ha perdido otra oportunidad de poder salvarse. Eli lo tiene a su merced.

Efectos especiales los justos. Pero adecuados. Cuando hacen falta. En los momentos decisivos de la trama. Evolucionando al ritmo en que Eli los necesita.

No se puede decir que sea muy terrorífica, pero es más siniestra, sórdida y turbadora que la mayoría de las películas de terror.

Serenity

A veces me sorprendo a mí mismo.

Serenity es una de mis películas de ciencia-ficción favoritas y, sin embargo, no le había dedicado una entrada.

A medio camino entre Star Wars y Star Trek. Una nave a medio camino de El Halcón Milenario y la Nabucodonosor. Unos personajes que se parecen a Han Solo a Cifra o la princesa Leia. Joss Whedon toma de aquí y de allá pero no copia. Fabrica un universo coherente para este western espacial que tiene algo de suspense, algo de zombis, un guión agilísimo, unos diálogos chispeantes y unas réplicas tronchantes.

Ayer volví a verla con gente que, como cabía esperar, se la había perdido en su momento. Y disfrutaron, claro que sí.

Me encanta también por su fondo: ¿quieres un mundo sin pecado? Ahí lo tienes. Miranda.

Somos los hombres con defectos los que sacamos el mundo adelante. Los paraísos en la Tierra, la ingeniería social, acaba siempre mal.

Me alegra siempre subirme a esa nave, saludar de nuevo a tan peculiar tripulación y disfrutar de la aventura.

Y Summer Glau. Demostrando que las clases de danza posibilitan interesantes hazañas anatómicas.

Duplicity

Se ve que a Tony Gilroy le gustan más las pelis de espías que jugar en la bañera con el patito de goma.

La peli va en serio casi siempre.

Excepto cuando va en broma.

O al revés. No importa. Cada cosa parece adecuada. Resulta entretenida aunque incluso pueda existir cierta previsibilidad. Están 4 buenos actores: Julia Roberts, Clive Owen, Tom Wilkinson y Paul Giamatti. La verdad es que la escena en que Tom Wilkinson y Paul Giamatti se dan de piños durante los títulos de crédito es lo mejor. Luego viene lo que es la película de espías en sí.

No soy ningún admirador de Julia Roberts pero debo admitir, una vez más, que hay motivos para sospechar que sí es buena actriz. Me encanta esa mirada asesina a la mujer que interroga.

Paul Giamatti sigue siendo un campeón.

Una pareja de tres

Al principio la película es graciosa.

Pero un perro, lo mires por donde lo mires, no deja de ser un perro. Las primeras veces que se come los muebles, destroza la alfombra y se lo hace en donde no debe, puede tener su gracia.

La décima vez pierde algo de su encanto.

A pesar de ello, supongo que habría podido perdonar la repetición de gansadas con tal de que hubiese un mínimo de variación.

Lo que no me parece perdonable es que te vendan la película como una comedia, dure dos horas y dedique los 25 minutos finales a intentar provocar la lágrima del espectador con la muerte del chucho. 25 minutos persiguiendo el sentimentalismo. 25 minutos pretendiendo que nos identifiquemos con no se sabe muy bien qué. 25 insoportables minutos de llanto de Jennifer Aniston y Owen Wilson.

Total, que acabé alegrándome de que al fin muriese el perro y pudieran encenderse las luces de la sala.

Capitán Abu Raed

Et voilà!

Capitán Abu Raed tiene muchos puntos de contacto con Gran Torino pero... ¡qué diferencia!

Esto es lo que distingue al artista y al artesano, al maestro y al aprendiz.

La película inauguró la Seminci con buenas vibraciones de los espectadores, premio del público en Sundance, nominada al Oscar... No está mal. La pierden sus múltiples momentos sentimentales, especialmente esos tramos forzados en los que el abuelete cuenta historias a los chavales.

Supongo que también toca demasiados palos que luego no sabe concluir. Bien. Entiendo que guste al gran público y reconozco que hay buenos momentos. Incluso que está bien planificada y la cámara se mueve con mucha elegancia.

Lo que más me gustó es algo que no tiene mucha trascendencia en la película. El padre de Nour le organiza una encerrona para presentarle a un arquitecto, a ver si la chica se casa. La delirante conversación y la reacción de Nour estuvieron a punto de levantarme de la butaca para quitarme el sombrero. Graciosísimo, paródico, absurdo.

Las bucaneras

Las bucaneras son cuatro chicas americanas que dan el salto a Inglaterra para encontrar un buen partido y, por supuesto, acaban casándose con quien no deben. Entre otras cosas porque la libertad a la que están acostumbradas choca con los rígidos esquemas de la alta sociedad inglesa.

En 1994 se descubrió que Edith Warton había dejado una novela sin publicar y, casi de inmediato, se hizo una serie.

Me da la sensación, a veces, que se hizo incluso antes de leerla o mientras se leía. No me gusta el modo en que tratan los saltos temporales, cosa fundamental en el cine. Primero pasa el tiempo de un fotograma a otro sin explicación alguna y luego, para explicarte que el tiempo ha pasado, tienen que introducir, un tanto forzadamente, una conversación en que se hable de un niño que ha nacido o cosa similar. El espectador suma nueve meses y ya está. Poco sutil.

Por otra parte, después de haber visto los peliculones que se han hecho sobre las obras de Jane Austen, Las bucaneras, claramente, no está a la altura. Edith Warton es mucha Edith Warton, pero no puede invadir el terreno de Jane Austen porque Jane Austen era sobresaliente.

Underworld: La rebelión de los licántropos

No sé si puedo decir que he visto esta película.

Quiero decir: estuve la hora y media reglamentaria ante la pantalla mientras proyectaban la cinta, pero es tan oscura...

Los bosques, el castillo, los caminos... Todo oscuro. Ya sé que los vampiros no pueden ver la luz del sol y todo eso. Pero llega un momento en que un servidor presentó la dimisión y decidió no poner esfuerzo en los tramos más tenebrosos. Al fin y al cabo tampoco me perdí mucho y seguí la trama perfectamente sin tener que forzar la vista.

El primer Underworld me gustó. Y, además, bastante. Underworld Evolution estaba ya por debajo del aprobado. Debieron decir que se trataba de una involución, una evolución hacia atrás o algo similar. Y ésta es una precuela que no aporta nada nuevo. Cuenta, en plan largo, lo que ya sabíamos por las anteriores.

Michael Sheen sigue siendo Lucian. No sé. Después de verle como Tony Blair en The Queen y como Frost en El desafío: Frost contra Nixon, ahora resulta un poco raro que vaya por ahí luciendo pectorales y transformándose en lobo.

Por cierto: ¿por qué se transforma en lobo después de que mataran a Sonja, su chica? Podía haberlo hecho antes, ¿no?

El brau blau

Los datos decían que los españoles hemos gastado 85 millones de euros en subvencionar el cine español y 81 millones en entradas para verlo.

Si alguien no entiende estos datos me parece que el ejemplo de El brau blau es muy elocuente.

Copio lo que dice la sinopsis que envían desde la productora:

Un joven fascinado por el mundo de los toros vive aislado en el campo tratando de dar forma a su obsesión: el toreo interior, toreo sin toro. Un camino espiritual basado únicamente en la técnica como fin en sí mismo. Para ello, tras un periodo de formación y entrenamiento individual, comenzará a construir un espacio propio donde llevar a cabo su gran obra.

Dura 63', gracias a Dios, pero incluso le han hecho un tráiler.

Ante una cosa así caben dos opciones. La primera es darle un 10, alabar su independencia, su friquismo, su originalidad. La segunda es decir la verdad y señalarla como una tomadura de pelo.

Las cámaras digitales permiten que cualquiera haga una película. Evidentemente, no se trata necesariamente de una ventaja.

Me hace mucha gracia lo de "su gran obra". ¿Quién habrá decidido el calificativo?

The visitor

Tenía ganas de ver esta película porque Richard Jenkins estaba nominado al Oscar como mejor actor y no había podido verle.

También quería verla porque Vías cruzadas, pese a las buenas críticas recibidas, no acabó de convencerme.

Bonita, fluida, tratando con gran sensibilidad el asunto de la inmigración y con una interesante evolución de los personajes. La aparición de Hiam Abbas a la hora de metraje me pareció muy acertada, lanzando la película en una nueva dirección.

Pero creo que no funciona a largo plazo. Sales de ella con un regustillo en plan medio triste medio esperanzado, satisfecho, con escenas e ideas flotando en la cabeza. Sin embargo, la primera brisilla primaveral las barre y, en fin, a ver qué es lo siguiente.

Lo siguiente realmente bueno, quiero decir, porque me pongo a otear el horizonte de las próximas semanas y no hay nada que me haga dar saltos de emoción.

The code

No son tontos los americanos.

Nos colocan esta película antes de estrenarla en su país para ver cómo funciona en la taquilla. Mientras, se piensan si sacarla directamente en DVD. Supongo que es lo que ocurrirá porque es una peli de atracos de lo más convencional.

Es también uno de esos clarísimos ejemplos en los que las escenas de cama destrozan el ritmo de una película. La cosa era elemental pero ágil. Entonces la gente empieza a hacerse arrumacos sin venir a cuento y lo único que consiguen es que el espectador pierda cualquier interés en la trama.

Lo más interesante, una vez más, es la traducción del título. En inglés se titula Thick as Thieves. Al español se traduce como The code.

Un extraordinario ejercicio de originalidad. Igual han pagado a un filólogo y todo.

Más allá de los sueños

Aquí está otra de esas historias protagonizadas por uno de esos presuntos graciosos que tienen tanto éxito y a los que yo no acabo de pillarles la gracia. Del Saturday Night Live americano han salido muchos cómicos. A veces parece que fuera un Gran Hermano para contar chistes.

Esta vez es Adam Sandler. Le doy un poco más de nota que a Will Ferrell o a Ben Stiller o a otros por el estilo, más que nada porque hizo Spanglish y Punch Drunk Love, demostrando ciertas aptitudes.

Sin embargo, Más allá de los sueños no da la talla ni para chavales. Los niños de la sala sólo se reían con Bolitas, ese bicho con ojos descomunales.

Eso sí: hay frases de guión repletas de ingenio y elegancia:

-Yo soy como el olor de pies: nunca os abandonaré.

Watchmen

Me gustó el cómic pero no soy de esos que piensan que está cerca de la Metafísica de Aristóteles o de la Estética de Hegel. Buscarle profundidades a un entretenimiento conseguido es exagerado. Decir que hay que leerlo varias veces para entenderlo significa que no se leyó con atención la primera vez.

Además, cuando quedaban 4 años para que cayese el Telón de Acero, Alan Moore se equivocó de medio a medio.

La película, lo mismo. Me gusta, no me aburren sus 163 minutos, tiene buenos momentos y otros bastante flojos. De ahí a convertirla en una novedad nunca vista hay mucho trecho. De hecho sí que está todo visto.

Mi personaje favorito del cómic era, por supuesto, Rorschach, y lo sigue siendo en la película. El Doctor Manhattan me pareció inverosímil y me lo sigue pareciendo.

Eché de menos el perfume de... Nostalgia.

Gran Torino

Otra gran película de Clint Eastwood, menos trágica, más cómica, igualmente humana.

Dice que será la última película en que actúe. Si es verdad, nadie podrá negar que esto es morir a lo grande. Con estilo, con elegancia. Muy sobrado.

Culturas y personas.

Polacos, italianos, irlandeses. Con su lenguaje lleno de tacos, su franqueza, su ironía.

Coreanos. Con su cortesía, su distanciamiento, su honor.

Y cómo hacen para entenderse todos ellos, si quieren.

Típicas urbanizaciones americanas con sus jardincitos, su bandera de los Estados Unidos, su garaje con un Gran Torino.

Lo mucho de autorreferencial que hay en la película. Desde Harry el sucio a El fuera de la ley. Clint Eastwood ha convertido el lanzamiento de escupitajos en un símbolo.

Ni siquiera estuvo nominada a los Oscar y debía haberse llevado media docena.

Por lo menos.

Che: Guerrilla

Me costó un montón ir a ver Che: El argentino.

Ahora leo un montón de críticas malas de Che: Guerrilla. Incluso de aquellos que defendían la película por valores extracinematográficos. Por la visto, el aburrimiento es capaz de derrocar incluso a la utopía. Dicen que toda la película es un continuo subir y bajar por el monte, manchándose los pantalones de polvo y poco más.

La taquilla tampoco se ha portado muy bien con ella. Hubo muchos elogios con la primera parte, pero parece que no tan fundados como parecía. Al menos el entusiasmo no ha sido suficiente como para volver a por más de lo mismo.

Total: que me ha dado tanta pena que he estado a esto de ir a ver Che: Guerrilla. Pero ya estamos a jueves y, si aguanto el día de hoy, lograré superar la prueba.

La tentación, la verdad, era Franka Potente. La última vez que vi a la chica, moría tiroteada al poco de empezar la película en El mito de Bourne. Y desde Corre, Lola, corre, espero que vuelva a dar la campanada.

En cuanto a Benicio creo que con el Goya tiene ya más que de sobra. No basta con ponerse maquillaje en la cara. Que sigan aprendiendo un poco más de Brad Pitt.

La pantera rosa 2

Imaginemos que un estudio consigue fichar a una serie de notables actores. En el elenco final aparecen los siguientes nombres: Andy García, Jean Reno, Emily Mortimer, Alfred Molina, Aishwarya Ray, John Cleese, Lily Tomlin, Jeremy Irons y Johnny Hallyday.

¿Qué es lo que van a rodar con tan buena gente? ¿Un remake de Guerra y paz? ¿La versión definitiva de El Quijote? ¿Una superproducción épica en plan El señor de los anillos?

Pues no.

Filman La pantera rosa 2.

Y toda esa gente se dedica a hacer gracietas ridículas alrededor de un tal Steve Martin.

Supongo que la crisis económica afecta a todos pero estoy seguro de que había algún otro guión mejor por ahí. Era cuestión de buscar 5 minutos más entre los cajones, digo yo.

Superhéroes abusones

Entre novedades, continuaciones y remakes, está previsto rodar alguna que otra peliculilla de superhéroes en los próximos meses:

X-Men, Lobezno, Green Lantern, Liga de la Justicia, Wonder Woman, Aphrodite IX, Suicide Squad, Magdalena, Watchmen, Superman, Iron Man, Spider-man, Los 4 fantásticos, Hulk, Batman, El motorista fantasma, Daredevil, Elektra, Hellboy, Conan, Sonja, Thor, Capitán América, The Flash...

Seguro que me he dejado alguno.

Caben dos posibilidades. La primera es que a partir de ahora sólamente se exhiban en los cines películas de superhéroes. Se acabaron los géneros. La segunda es que haya sonoros batacazos económicos. Las pelis de superhéroes suelen costar una pasta considerable y, salvo excepciones como El caballero oscuro, las demás se limitan a repetirse más que la morcilla.

Lo siento, de verdad, pero me parece que no hay sitio para tantas. Alguna productora se va a despeñar en el intento.

Río Bravo

Cuando comenté El apartamento destaqué la importancia del espacio.

De Río Bravo también me fascinó siempre ese aspecto. En la mayoría de las películas, por lo general, no sabes por dónde andan los actores y, si doblan una esquina, puedes apostar a que han cambiado veinte manzanas para seguir rodando en otro sitio.

Howard Hawks se esmeró con esta película. La concepción espacial del pueblo es impecable. Es una calle, sí. Pero las distancias están perfectamente calculadas para los paseos, los movimientos, el granero, el saloon, el hotel, la cárcel... Y va más lejos, porque acabamos conociendo al dedillo, las celdas de la cárcel, la disposición de las habitaciones del hotel, las entradas y salidas del saloon... Todo ello tiene su importancia, su lógica y se adapta a las estrategias de los malos y los buenos. Fascinante.

Volví a verla y reparé también en el comienzo, una impresionante presentación de la psicología de los personajes y del comienzo de la trama sin que se diga una palabra.