6/10/09

Decálogo, diez. Kieslowski

La codicia de los bienes ajenos.
Y la codicia de los propios.
Este capítulo es mucho más ligero que todos los demás. Para empezar, podríamos decir que es de género: el de timadores. Me parece que Kieslowski se divierte más rodándolo, juega con reglas más convencionales.
Los hermanos Jerzy y Artur son patéticos y la mirada de Kieslowski sobre ellos es irónica e, incluso, ácida. Un par de codiciosos que son timados.
Además, el director juega con Decálogo, ocho y con Decálogo, seis como si aprovechase para despedirse con unos guiños juguetones.
Y, bueno, lo del riñón me recordó mucho al Locke de Perdidos.

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