26/9/09

Los sustitutos

Jonathan Mostow demostró con Terminator 3 una increíble capacidad para destrozar una de las mejores sagas de ciencia-ficción. Y, en mi opinión, con Los sustitutos, vuelve a machacar un buen guión.
Me parece sugerente la importancia de la corporeidad, el físico, la carnalidad. El cuerpo humano es importante para las relaciones humanas. Incomoda mucho ese mundo de perfección robótica, maquillaje sintético, asepsia despersonalizada, limpieza impoluta. Bruce Willis se muere de ganas por tocar de nuevo a su esposa, arrugada e imperfecta. Pero viva, al fin y al cabo.
La arruga es bella.
O lo habría sido en manos de un director más avispado. Están bien las persecuciones, los saltos de los sustis, el destrozo urbano habitual. Pero debería haber habido drama: la soledad de los sedentarios, el ansia y deseos de Bruce Willis, la vuelta de la gente a las calles, el redescubrimiento de un paseo... Todo eso está apuntado e inmediatamente rechazado.
Entretiene más por lo que podría haber sido que por lo que es.
Ah. Otra cosa. El tal Mostow se permite el lujo de escamotearnos lo mejor de Willis: su sarcasmo. Y mira que había ocasiones.

No hay comentarios: