27/9/09

¡El soplón!

La historia de un tipo que decide denunciar las prácticas ilegales de su empresa. Un hombre honrado, un héroe.
Y, ya de paso, aprovecha para creerse una especie de James Bond, robar y mentir. Resulta que la maraña de trolas acabará por creérsela él mismo.
La cosa, dicen, no se separa mucho de la vida del auténtico Mark Whitacre por lo que algunos aspectos, el de la orfandad por ejemplo, llegan a ser surrealistas.
Soderbergh aprovecha eso, el surrealismo, lo increíble de esta historia de un mentiroso, para convertirlo en comedia. En vez de construir un drama como El precio de la verdad, fabrica una farsa alucinante, pesadita al principio, mejorando el ritmo después.
Matt Damon con barriga, de entrada, ya tiene su gracia.

2 comentarios:

e dijo...

le creyeron porque era divertido, no?

Individuo Kane dijo...

Bueno, no es exactamente así. Es divertido para el espectador por lo patético que es el tipo.
Lo cierto es que el tío denuncia y denuncia bien, con razones.
Otra cosa es que él tenga tantas cosas que ocultar como la empresa.