28/9/09

Decálogo, cinco. Kieslowski.

Este capítulo dedicado al no matarás creo que quiere expresar una espiral de violencia con distinta responsabilidad moral.
El taxista asesinado es bastante impresentable. Sus actos van deliberadamente encaminados a fastidiar a todo con el que se cruza.
Sin embargo, tiene menos imaginación que su asesino, un macarra capullo cuyas gamberradas suben de grado. Bastante impactante el asesinato en tres fases.
Después viene la pena de muerte que, Kieslowski, inmerso aún en la tiranía de la Unión Soviética, observa, por medio del abogado, como un asesinato de Estado.
Y el abogado acaba odiando... ¿qué? ¿A Dios? ¿Al Estado? ¿El Derecho? ¿Al asesino por haberle conmovido de esa manera?
Lo mejor es la escena con las fotografías de primera comunión, contemplándolas al otro lado del cristal, al otro lado del crimen. La inocencia que tuvimos alguna vez.

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