11/6/09

Realidad y ficción

Ya sé que somos mucha gente en el planeta Tierra y que, por tanto, tiene que haber de todo. Como aficionado al cine puedo entender fácilmente que se admire una película o, incluso, la labor de un actor. Pero que alguien no logre separar la imagen de la pantalla y la vida real, siempre me asombra. Supongo que el culto a la fama, los paparazzi y el querer saber sobre la vida privada de esas personas son la línea suave, y hasta cierto punto lícita, de un cierto interés.
La obsesión es algo que se me escapa.
No dejan de llamarme la atención sucesos como el de Sara Casasnovas. No sé. ¿Hay quien cree que las películas son verdad, que los interpretes no interpretan? ¿Creen que al abandonar el escenario o el plató no recobran su verdadera personalidad? ¿Qué diantres le mueve a un tipo a dar el salto que rompe las fronteras entre realidad y ficción?
Y, sobre todo, ¿qué esperan encontrar?
La pobre Sara Casasnovas me ha hecho recordar el atentado a Ronald Reagan para llamar la atención de Jodie Foster y a aquel otro pirado que apuñaló a Monica Seles (en directo) para que Steffi Graff volviese a ser la número uno.
En fin. La cárcel nunca es virtual.
Bienvenido al mundo real.

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