23/5/09

Noche en el Museo 2

Supongo que todo el mundo se ha planteado, ante determinadas segundas partes, por qué se hacen determinadas segundas partes.
El motivo de que se haya hecho Noche en el Museo 2 está claro: llenar los bolsillos de sus hacedores. La fortuna que tuvo en taquilla la primera Noche en el Museo es algo que nadie puede explicar. Queda para el fin de los tiempos, un misterio a desvelar junto con el asesinato de Kennedy o por qué a la gente le gusta el caviar (por muy caro que sea).
Noche en el Museo 2 es mala hasta decir basta. Por mucho que algunos defiendan a Ben Stiller, la película contiene lo peor. Algunos dirán que también lo mejor. Pero lo mejor de Stiller es siempre pésimo: diálogos malos, largos y redundantes hasta el agotamiento. Cuando no sabe escribir frases de guión, monta una discusión repetitiva y estupidizante.
No me las doy de cinéfilo, ni filósofo, ni semiótico, ni profundo. En el cine había mucha chavalería y no se puede decir que abundaran las risas.
Yo me reí con el único chiste relativamente gracioso, a cargo de Amy Adams, cuando exclama:
-¡Por el gran Gatsby!
Je.

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