No había que poner mucho esfuerzo para superar la versión de 1994 de Jean-Claude van Damme. Así que no lo han puesto.
Esto de adaptar videojuegos de patadas al cine no lo veo claro. Si se adapta fielmente el videojuego, no habría ser humano que aguantase 90 minutos de mamporros continuados. Si se le añade un guión para procurar algo de profundidad a la historia, deja de ser una adaptación para ser una película de acción. Habría que ponerle otro título. ¿Qué hacer? Mitad y mitad. Es decir, calificación de aprobadillo.
Los diálogos son de vergüenza ajena, la parejita de polis no pinta nada en toda la trama y la delicada Kristin Kreuk es capaz de tumbar a golpes a una bestia parda como Michael Clarke Duncan.
Lo mejor: la pelea con la lesbiana en los baños de la discoteca.
Lo de esas bolas místicas de plasma es el colmo.
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