28/2/09

Háblame de la lluvia

Ésta es una de las razones por las que no soy admirador de Los Simpson, Padre de familia o tantas supuestas comedias americanas. En Háblame de la lluvia no hay chistes fáciles. Es auténtica y verdadera crítica social inteligente, asentada sobre las bases del comportamiento humano y no sobre las de modas pasajeras.
Admito que no acabé de sintonizar del todo con productos anteriores fabricados por el tándem que forman Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri. Pero con esta película he entendido lo que pretenden y, además, está cargada de un humor a la vez mordaz y compasivo.
Una escritora feminista que entra en política por la ley de paridad es un arranque formidable para una sátira demoledora. Lo que Jaoui hace con ese material es construir unos personajes extremadamente humanos, tiernos, angustiosos.
Soberbia la escena con el rebaño de ovejas y toda su continuación.
Pero me quedo con ese momento de extraordinaria sagacidad psicológica en que una mujer viene a buscar al hijo de Michel. El modo en que la visten y la forma en que establecen la relación entre ambos progenitores me parece que vale un premio por sí sola. No pasa nada entre ellos. Pero sabemos que sí que pasa.
Pues nada. Si quieres cine inteligente, inteligente de verdad, no esos sucedáneos, no te pierdas Háblame de la lluvia.

26/2/09

El luchador

A ver, a ver, a ver...
Aquí pasa algo raro.
¿Por qué nadie ha dicho que El luchador es un plagio de Rocky Balboa? ¿Porque no han visto Rocky Balboa o porque alguien ha decidido otorgarle una aureola de geniecillo al muy pretencioso Darren Aronofsky?
(Todavía me acuerdo de lo mal que me sentó La fuente de la vida. Creí que me había fumado algo raro sin darme cuenta.)
No voy a decir que El luchador sea mala. Pero de verdad que, en mi opinión, los plagios tienen que valorarse menos que los originales. Rocky Balboa es amable y acaba bien. El luchador es desagradable y acaba mal. Esa es la única diferencia que yo logro encontrar.
Vamos allá:
Silvester Stallone, actor que antes era famoso y ahora se autohomenajea = Mickey Rourke, actor que antes era famoso y ahora se autohomenajea.
Rocky Balboa, boxeador = Randy Robinson, luchador de wrestling.
Geraldine Hughes (Marie), la pseudo novia camarera madura = Marisa Tomei (Cassidy), la pseudonovia striper madura.
Milo Ventimiglia (Robert Balboa), el hijo alelado y alejado del padre = Evan Rachel Wood (Stephanie Robinson), la hija alelada y alejada del padre.
Se podría seguir citando situaciones, conversaciones, combates, previas al combate, tú sí que eras grande viejo, tú sí que serás grande chaval, en mi época sí que sabíamos... Todo. Todo igualito salvo el tono: esperanzado en una, amargado en otra. No tan repugnantemente desagradable como en Réquiem por un sueño pero intentándolo.
Que no veo la razón para tantos elogios, vamos. Nota de 5. O de 6, vale. Dejémoslo en 5,5.
Y otra cosa. ¿Cada vez que Mickey Rourke haga una película, van a seguir diciendo que ha resucitado?

25/2/09

Encuentros en el fin del mundo

Uno de los entrevistados, filósofo él, lo define bien:
-La Antártida es el punto de encuentro para los que quieren salirse del mapa.
Gentes extrañas, tan extrañas como esos fondos marinos que parecen de otro planeta, hipnóticos, sobrecogedores.
Gentes con historias asombrosas. Hay, sí, vulcanólogos y biólogos. Pero también hay filósofos, lingüistas, conductoras de camiones, exiliados de la antigua Unión Soviética... Friquis. Viajeros con relatos de su pasado que te dejan boquiabierto. O relatos que no se pueden contar.
Gente que no sigue andando porque entonces empezarían a dar la vuelta.
Werner Herzog está convencido, el pobre, de que la raza humana tiene los días contados sobre el planeta. De que nos quedan un par de telediarios. Pero, a pesar de ello (¿o debido a ello?), su flora, fauna y personas, me sedujeron.

23/2/09

Marchando una de Oscar

Supongo que Pe se ha comprado una casa más grande para meter todos los premios que le han caído este año. Eso sí es saber rentabilizar una mala película: destacar sobre un equipo relleno de indolencia.
No ha habido sorpresas porque no podía haberlas. Pasara lo que pasara, podría considerarse un resultado aceptable. Creo que si la 81ª gala de los Oscar destacaba por algo era por su mediocridad.
La elección de las películas nominadas no entrañaba ningún riesgo. Si no corres riesgos no pierdes nada. Tampoco ganas.
¿Por qué no atreverse a nominar a El caballero oscuro, a El intercambio, a Gran Torino? ¿Por qué no nominar a Rachel Weisz por My blueberry nights o a John Cusack por La vida sin Grace? ¿Por qué no nominar el desconcertante montaje de Cinturón Rojo?
No digo que sean mejores candidatos. Pero sí sé que no son peores y que son más originales.
Pero en fin. La industria es la industria. Los favores hay que devolverlos. Los amigos son los amigos.
A lo mejor un día empiezan a dar premios por la calidad artística.
Aquí y allí.

21/2/09

Push

Se trata de otra película de superhéroes sin pijama. Como Jumper, como Hancock.
Como Héroes que, por ser la primera, se lleva todo el mérito.
Me lo pasé muy bien con Push. Me da igual que no sigan contando la historia de Jumper. Si se olvidan de esa franquicia para siempre no me importará. Pero sí me gustaría saber cómo continúa Push.
Está bien dirigida y montada, con aire de realismo sucio, fotografía granulada y una imagen decadente de Hong Kong bastante interesante. El guión es un tanto tramposillo pero han sabido mantener la tensión con esa maleta en plan McGuffin.
Y está Dakota Fanning. La niña les comió la merienda a Denzel Washington en El fuego de la venganza, a Tom Cruise en La guerra de los mundos y a Robert de Niro en El escondite. Aquí, ya adolescente, no tiene ningún problema para robar todo el protagonismo a un Chris Evans y a una Camilla Belle que, a su lado, parecen meros comparsas.
Si quieres descansar de películas sesudas, supuestamente sesudas, pseudo-sesudas y de grandes producciones nominadas a los Oscar (que no son para tanto), Push es un entretenimiento sin pretensiones de lo más refrescante.
¡Ah! Me gusta, sobre todo, porque, a diferencia de Héroes, los buenos no son unos pijos. En Héroes, a la larga, sólo sobreviven los pijos. Aquí los buenos son tíos de la calle: un pringado solitario, una adolescente borracha, un timador de tres al cuarto...

16/2/09

Falta mucho, pero...

...es lo último de Tarantino. La verdad, el tráiler tiene una pinta impresionante. Me gusta ese color y textura que utiliza, como si fuese una peli bélica de los años 50 o 60.

14/2/09

Ángeles, demonios y el CERN

Ahí los tienes: Tom Hanks, Ayelet Zurer y Ron Howard.
Presentando su película en el CERN.
Supongo que eso significa que todo lo que se cuenta en ella es absolutamente científico.
Ya estoy viendo a alguno que vendrá y me dirá que es verdad porque lo vio en una foto.
Sabía que el CERN tenía algunos problemillas por eso de que enchufaron mal un cable y que están perdiendo dinero a chorros. Pero, ¿no es un poco excesivo bajarse los pantalones de esta manera?
Imagino que mucha gente acabará creyendo las cosas que les cuenten en Ángeles y Demonios. Yo, por mi parte, considero que el CERN ha perdido un poquito más de credibilidad.
Io: haz algo.

12/2/09

Slumdog millionaire

Hay que verla por su planificación enérgica, por la forma de moverse entre las atiborradas calles de la India.
Hay que verla por su montaje, un flashback (la vida pasada) dentro de otro flashback (el concurso ¿Quiere ser millonario?) dentro del momento presente (el interrogatorio policial).
Hay que verla por su impacto visual.
Hay que verla (oírla) por su banda sonora.
Hay que verla sobre todo, sobre todo, sobre todo, por el modo en que se entremezclan mugre y poesía.
Salvo en la última escena, que culmina en el baile bollywoodiense, no hay un resquicio para el sentimentalismo. Los personajes viven al límite. Mazazo y respiro. Un respiro inquietante porque sabemos que luego puede ocurrir algo todavía más al límite, algo todavía más asombroso, algo todavía más alucinante.
La vida. El amor. Vivir de amor. Así de duro, así de difícil.
Ganará el Oscar. Seguro.

11/2/09

¿Por qué la gente miente en las encuestas?

La pregunta es muy sencilla: ¿Qué estreno piensas ver esta semana?
Y la respuesta no es muy complicada: una lista de títulos con los estrenos. Hay que escoger uno.
No es difícil, ¿verdad?
Bien. Esta semana El desafío: Frost contra Nixon era la segunda favorita (8,28 %). Muy lejos del 72,24 % que pensaba ver El curioso caso de Benjamin Button. Pero la segunda, al fin y al cabo. Estaba claro que Brad Pitt iba a arrasar y que El desafío: Frost contra Nixon recogería las migajas. Pues mira tú por dónde no la ha visto prácticamente nadie y no aparece entre las diez primeras.
Aquí no acaba la cosa. Un chihuahua en Beverly Hills iban a verla, solamente, un 2,41% de los encuestados. Lejos de El desafío: Frost contra Nixon y muy, muy lejos, de El curioso caso de Benjamin Button. En fin, una ridiculez.
¡Pues ha sido la segunda en recaudación con casi 2 millones de euros!
Entiendo perfectamente que a la gente le dé vergüenza ir a ver Un chihuahua en Beverly Hills. A mí me daría vergüenza. Pero, caray. Hay que ser un poquito responsables, ¿no? Pagar los impuestos, ayudar a las viejecitas a cruzar la calle, lavarnos los dientes, decir la verdad cuando nos preguntan qué peli vamos a ir a ver...
Así va el país. Si mentimos en estas cosas importantes ¿cómo no van a mentirnos los políticos en las pequeñas chorradillas a las que ellos se dedican?

10/2/09

El desafío: Frost contra Nixon

Otro fraude que parece confirmar que en Estados Unidos, como en España, hay cierta gente mimada por sus respectivas Academias.
Tiene sus momentos buenos, divertidos, inteligentes. No voy a negarlo. Pero, por el tema, se queda lejísimos de Todos los hombres del presidente, por la forma es una mera imitación de Historia de un crimen y, en cuanto al guión, ni punto de comparación con The Queen.
De verdad que nominarla como mejor película resulta extraño. Mucha gente echa en falta a El caballero oscuro en esa lista. Relegar a El desafío: Frost contra Nixon habría estado plenamente justificado. De hecho, yo le daría un aprobadillo justo.
Al fin y al cabo, con lo que uno se queda, es con esas pelucas y esas patillas y esos jerseys azulines encima de la corbata y esos vestidos. Fueron tremendos, los '70.

8/2/09

¿Qué hay, chavalotes?

Santiago Segura vuelve a amenazar a toda España con la realización de Torrente 4.
Hay que admitir su sinceridad: no la había hecho antes porque es un vago.
Por lo visto, la primera escena ya está clara. Torrente, admirador de El Fary (por algo le compuso Apatrullando la ciudad), va a la tumba del cantaor para quejarse de lo mal que está el mundo: ahora hay un negro en la Casa Blanca.
Yo no he visto nada de Torrente porque mucha gente me ha advertido de que, si ves una película suya, quedas absolutamente incapacitado para entender qué es el cine.
Me he informado mejor y es curable. Puedes tomar como antídoto, directamente en vena, sueros de Kaurismäki, Kusturica y Kiarostami. Preferiblemente revueltos. (¿Por qué los apellidos de toda esta gente empiezan con K?)
Como me parece que no es cuestión de pasarse por los extremos, procuraré mantenerme en los puntos medios que acostumbro.

7/2/09

El curioso caso de Benjamin Button

Dos horas y tres cuartos.
Le sobran chorros de minutos.
Me parecen sensacionales muchas cosas de la primera hora de esta película: la ambientación, el tono de realismo mágico, la interpretación de Brad Pitt, su maquillaje, los efectos especiales...
Pero después se derrumba cuando traiciona su propio espíritu. Se convierte en una película romántica más. Una buena película romántica, si se quiere. Pero, al fin y al cabo, una buena película romántica del montón.
Sé dónde está el problema. Una persona que viaja de la vejez a la niñez, alguien que recorre el camino inverso a los demás, tiene como principal sentimiento el de pérdida. La peli apunta algo de eso. Pero como tiene miedo de insistir en ello, de volverse tristona, huye de sus principios.
Lo que más pena me da es la cantidad de escenas que sobran y la cantidad de personajes desaprovechados que hay.
Entiendo que la hayan nominado a muchos Oscars por muchos de sus apartados. Pero lo de "Mejor Película" le viene muy grande.

5/2/09

Cartas para Jenny

La madre de Jenny, antes de morir, le deja 4 cartas para que su hija las abra en fechas señaladas.
La primera para el día de su Bat Mitzva, la mayoría de edad judía. La segunda para cuando decida casarse. La tercera para cuando nazca su primer hijo. Y la cuarta para cuando esté desesperada.
La primera carta la abre cuando corresponde. Las otras tres tiene que abrirlas deprisa y corriendo porque se queda embarazada antes de lo previsto.
La cosa va de un viaje a Israel a modo de maduración, conocimiento de sí misma y de quién era realmente su madre.
Y los personajes venga a llorar una y otra vez, incesantemente: porque se encuentran, porque se despiden, porque recuerdan, porque sí.
Sentimental, aparentemente trascendental y, por tanto, pretenciosa.
Personalmente, estaba tan perplejo por su llanto, que no me emocionó ni una vez.

4/2/09

Tratar con ganas

Antes me enfadaba.
Ahora ya no. Ahora me dan un poco de pena.
Muy ilustrativos los links que me envió e sobre los Goya: uno de Benicio del Toro y otro de los ganadores de los efectos especiales.
Al igual que en My fair lady, tengo la sensación de estar viendo a gente que han sacado de la calle, les han puesto un disfraz durante unos minutos y les han pedido que se muevan por allí. A ver qué tal lo hacen.
Cuando interviene Benicio hay alguien que le llama guapo. También podía, como Audrey Hepburn, haber gritado aquello de:
-¡Mueve ese maldito culo!
Por otra parte, se ve que Benicio del Toro está aprendiendo gramática y retórica en la misma escuela de Magdalena Álvarez: malversación del idioma.

3/2/09

Valkiria

Una de las ventajas de tener un amplio presupuesto es que hasta las cosas más sencillas puedes ornamentarlas adecuadamente.
Lo pienso con calma y Valkiria me parece una cosa bastante intrascendente. Un plan frustrado para poner una bomba. ¿Se puede hacer una película de algo así?
Bryan Singer lo hace. Pero, claro, tiene medios. Al principio nos muestra un ataque aéreo en el que despliega extras, tiros, bombardeos... Después te ofrece el plan, en flash forward, mientras los implicados lo comentan, así que uno lo ve como si hubiese funcionado bien. Te gastas pasta en ello porque puedes. Luego volvemos a la realidad, al plan fallido. En vez de poner una garita de guardia en un plató, lo haces en un bosque real, con medio centenar de extras, barricadas, trincheras... Así da gusto.
Quiero decir que, en el apartado visual, la película te deja satisfecho: esos picados de las plazas alemanas ondeantes de banderas nazis o el ritmo de las acciones en paralelo. Entretenida y ya.
Tom Cruise muy discreto, muy comedido. Se agradece. Bryan Singer le ha atado en corto. Hacía tiempo que no veía a Kenneth Branagh y me acordé de lo que decía Edna Mode en Los Increíbles:
-¡Mamma mía! ¡Qué gordo estás!

1/2/09

La duda

Mi primera duda fue si La duda era, meramente, un complejo ejercicio pirotécnico de ambigüedad o, si realmente, había algo serio detrás.
El guión es sólido y tramposillo. Es decir: una trampa elaborada minuciosamente. Está fabricado con un montón de frases inacabadas, diálogos a medias, ambigüedades. Todo ello es necesario para conseguir lo que se pretende: demostrarnos que la vida es así.
Eso de ir por ahí juzgando a los demás con una, dos, tres palabras, es una temeridad. La vida de la gente es mucho más rica, mucho más compleja. Sus intenciones, muchas veces, indescifrables. Lo que en el fondo piensan... En fin, vete tú a saber cuáles son las motivaciones más profundas de cada persona.
Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davis. Los cuatro están nominados al Oscar. Creo que con razón. La duda es quién o quiénes se lo llevarán. Voto por Amy Adams, aunque sólo sea por reparar lo que dije de ella y de sus papeles de tonta. Dar forma, esculpir y dejar en pie todo ese monumento ambiguo levantado sobre el pilar de la murmuración es una tarea que no está al alcance de cualquiera.
La duda es si en Hollywood aún queda inteligencia para captar la sutilidad o harán una nueva concesión a los clichés de Yo soy Harvey Milk, Frost contra Nixon y compañía similar.