27/1/09

Revolutionary Road

Kate Winslet y Leonardo di Caprio.
La sala de cine abarrotada. Hacía mucho tiempo que no veía una sala de cine tan llena en un lunes a las 5 de la tarde.
El 5% de los presentes estábamos allí para ver Revolutionary Road. El 95% restante iba a ver Titanic 2. Así que puedes imaginarte la patada en la boca que recibieron de parte de Sam Mendes: iban a ver un pastelón y se encontraron con la descomposición sistemática y brutal de un matrimonio.
Si American Beauty mostraba cómo salir de la mediocridad y morir en el intento, Revolutinary Road es cómo no salir de la mediocridad y morir en el intento. Bien filmado, fotografiado, ambientado, dirigido e interpretado. Esperaba un poco más de Mendes en el apartado técnico: su planificación y montaje original que distanciara la historia de lo teatral. Pero, en fin, el guión tiene bastante potencia por sí solo.
Y sí: sentí una cierta complacencia sádica al ver que algunas personas abandonaban la sala cuando comprobaron que sus expectativas no iban a verse colmadas.

24/1/09

Transporter 3

Allá por el año 2002 Frank Martin se dedicaba a transportar ciertas cosas de las que una compañía de transportes normal no podía ocuparse. Apareció con un BMW y tres reglas: un trato es un trato, no hay nombres, no se abre el paquete.
Transporter era divertido, rítmico, imposible. Peleas y persecuciones en coche. Ya está. No hacía falta nada más.
Pero alguien pensó que sí hacía falta algo más y Frank Martin volvió a pasearse por los cines en 2005 con Transporter 2, cambiando el BMW por un Audi y mandando sus tres reglas a freír puñetas. Es decir: todo daba igual. Del personaje original no se respetaba otra cosa que el nombre. Todavía me despierto por las noches soñando con esa secuencia, una de las más estúpidas que he visto en el cine, en la que Frank Martin se quitaba una bomba lapa de los bajos del coche dando una voltereta con el vehículo y rozando una grúa o una farola o algo así. Era tan imposible que, en vez de provocar asombro, permitía pedir a los taquilleros del cine que te devolvieran el dinero.
Ahora llega Transporter 3. Una vez olvidadas las reglas de Frank Martin se han olvidado de rodar bien las escenas de acción: es casi imposible ver un puñetazo filmado en condiciones, el especialista de la bici debería cobrar más que Jason Statham porque no se ve al actor ni una sola vez y el pastelón pseudo-romántico es, sencillamente, inconcebible.
Una alegría ver por ahí a Robert Knepper, una vez más como malo malísimo. Lástima que sea él el que tenga que morir. Porque tanto Jason Statham como su compañera se lo tenían bien merecido.

22/1/09

Razzie 2009

Me alegra que hayan nominado entre las peores películas a El incidente e Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. No porque sean las peores, pero sí porque son un toque de atención importante a dos directores que debían dar mucho más de sí.
Me encanta también que entre las peores actrices esté Jessica Alba (por sus interpretaciones en dos películas) y el amigo Al Pacino (también en dos películas). Paris Hilton y Eddie Murphy ya son habituales en los Razzie y se apuntan un año más.
Este año hay una nueva categoría: Premio Razzie a la peor trayectoria artística.
Un sólo candidato: Uwe Boll.
Con todos los merecimientos. No tiene rival alguno.
Sigo bastante de cerca sus hazañas aunque no se me ocurre meterme conscientemente en una sala en la que estén proyectando algo suyo. Lo más divertido de Uwe Boll es que cuenta con un gran (y único) defensor: Juan Manuel de Prada.
El escritor le ha traído a España en alguna ocasión, le ha organizado combates de boxeo contra críticos y ha actuado de árbitro. De Prada le defiende a capa y espada y no sé la razón.
Dios los cría y ellos se juntan.

21/1/09

La clase

Palma de Oro en Cannes, muchos críticos que la puntúan con un 9 o incluso un 10, la película definitiva sobre educación .
Bien, no es para tanto.
Es maja. Admito incluso que Laurent Cantet logra algo bastante difícil con esa mezcla de dirección férrea e improvisación. Pero me pasa lo que casi con todas las películas de género documental o con las que lo imitan. Y con muchas otras: no me parece cine. Cine de verdad.
Me explico. A mí me parece cine la apoteosis babilónica de Intolerancia, la robot de Metrópolis, Charles Foster Kane destrozando la habitación, los hombres agazapados tras un coche en Stalker, Yoda diciéndole a Luke Skywalker cómo debe sacar la nave del barrizal, Trinity haciendo piruetas por los tejados, el niño de El intercambio contándole su historia al policía...
No sé cómo definirlo. Cine es esa imagen tan bien concebida que te atrapa, el diálogo poderoso, la suma de ambas cosas, la tensión de una trama que no sabes cómo puede acabar...
La clase cuenta lo que pasa en un instituto. En mi opinión sin mucha originalidad y sin mucha profundidad. Sí que es realista, es verdad. Pero más realista fue el instituto que yo estudié porque lo viví en persona. Con eso ninguna película puede rivalizar.
A no ser que se haga cine. Entonces ya es otra cosa. No es una película sobre educación. Es cine, imágenes, diálogos, tensión, drama. Será menos realista, pero será cine.

19/1/09

Madre e hija

La mujer del anarquista participó en la Seminci. Fue de esas películas que reciben comentarios del estilo de "no se entiende su inclusión", "dudosa calidad", "no era su espacio adecuado"...
Yo lo traduzco como "deberían haberla destrozado pero no lo hicieron porque era otra de la Guerra Civil".
El próximo viernes, todo el que quiera podrá verla en los cines.
Lo que pretendía comentar es que, en la película, María Valverde (21 años) es la madre de Ivana Baquero (14 años). Matemáticas: madre e hija se llevan 7 años. Es lo que traduzco como "haz un casting descaradamente comercial con las actrices de moda". Aunque otra tradución posible sería "como el guión no nos va a dar de comer, pongamos unas caras bonitas". Cabe señalar que ambas traduciones son compatibles.
O quizá es que no hay actrices en España en la edad de la treintena.
Voy a proponer a Clint Eastwood que, en la próxima película que haga, me deje ser su padre.

17/1/09

Ladrillo monumental

Me gustaría tener la dirección de Will Smith para enviarle una carta y advertirle del terreno pantanoso en que se ha metido. El terreno se llama Gabriele Muccino, un director con el que el colega Will ya chapoteó peligrosamente en En busca de la felicidad.
A mí Will Smith siempre me ha caído bien y ya he dicho que me parece uno de los mejores actores vivos. Y no voy a tirarle piedras por lo que ha hecho en Siete almas. De hecho me parece que él y Rosario Dawson e incluso Woody Harrelson actúan de miedo. Han hecho demasiado para sostener esta película al borde de lo infumable.
Todo lo que ocurre en la película es inverosímil: la forma de funcionar el sistema sanitario, Hacienda, los funcionarios de Atención a la Familia... Imposible creérselo. Increíble también las reacciones a las que obligan a los personajes: un tipo que está tan deprimido que planea su suicidio pero asegurándose de que sus órganos van a ir a parar a buenas personas. Venga ya. ¿Cómo sabe que el niño al que dona la médula no va a ser un capullo el día de mañana? ¿Por qué si es tan altruista, llama por teléfono al ciego para decirle que él es el tío majo?
Pero lo peor de todo es su lentitud, su verborrea, sus 120 minutos de diálogos incapaces de decir algo interesante, ni una frase con genio.
Ahora bien, con todo, me parece que esta película es absolutamente necesaria: te hace entender por qué las donaciones de órganos vitales deben ser anónimas. Si no lo fuesen, correríamos el peligro de que se hiciesen oleadas y oleadas de películas cómo ésta, homenaje al sentimentalismo más simplón.

16/1/09

No traeré metal sobre los Connor

Acabé de jugar con mis regalos de Reyes: la primera temporada de Las crónicas de Sarah Connor.
Es inevitable comparar continuamente la serie con Terminator 2. No hay forma de competir. A Las crónicas de Sarah Connor le falta el ritmo preciso y el modo en que todas las tramas confluían lógica e inexorablemente en los momentos culminantes.
No hay un Terminator capaz de hacer frente a Arnold Shwarzenegger.
Lena Headey no le llega a la suela de las camperas a Linda Hamilton. Linda Hamilton era mucha Linda Hamilton. La veías por la calle y no es que te cambiaras de acera, es que rodebas la manzana. A Lena Headey han querido hacerla dura pero con un punto de vulnerabilidad. Y no. Linda Hamilton sabía que Sarah Connor exhalaba pura mala leche, cabreo continuo.
Este nuevo John Connor, este quinceañero, no se habría puesto gallito ni un segundo. Menudas las gastaba mamá.
Lo mejor son los momentos autorreferenciales, los guiños a las películas anteriores.
De la inventiva de los nuevos guionistas me quedo con esa idea de meter a una Terminatrix llamada Cameron en el instituto. Da muchísimo juego su sinceridad a la hora de decirle a una chica que el vestido la hace gorda, su absoluta indiferencia al pronunciar frases como "qué fuerte" o "mola" y sus intentos por decir lo que se supone que dicen las chicas...
Pero la palma se la lleva esa secuencia en que una chica del instituto se suicida y el psicólogo llama a su despacho a Cameron porque fue la última en hablar con la difunta. La conversación es surrealista. Al final, la señorita Terminatrix se levanta y dice con prodigiosa indolencia:
-Gracias. Me siento mejor después del apoyo psicológico.
Bien por Summer Glau.

15/1/09

El mentalista

Me parece que fue Amós, el profeta, quien decía que no era profeta ni hijo de profeta. Se equivocaba, claro.
No soy mentalista ni hijo de mentalista pero, por si me equivoco, voy a hacer un poco de mentalista.
He visto los tres primeros capítulos de la serie por eso de que está arrasando en Estados Unidos. Me parece, sin embargo, que no va a durar mucho. Es la clásica serie policiaca en la que un individuo va resolviendo casos en cada capítulo y, además, hay otro caso más complejo que le afecta personalmente y que ocupa toda la serie. Veronica Mars, La zona muerta, Dexter...
Patrick Jane es una mezcla de todos ellos. No es propiamente un policía pero ayuda a las fuerzas del orden con sus grandes dotes.
Dotes que, en realidad, no se sabe muy bien en qué consisten y que, a la larga, acabarán dañando a la serie. Quizá al principio uno diga:
-¡Caramba! -u otra expresión más adecuada-. ¡Qué tío!
Pero llega un momento en que sería interesante saber cómo llega a las conclusiones finales. Eso de deducir que el padre mató a la hija por el modo en que la mujer toma el té... ¿No suena un poquitín excesivo?

14/1/09

Resistencia

¿En qué se diferencia de otras pelis sobre el Holocausto? En que aquí los judíos se defienden. ¿Dónde está el interés? Creo que en la situación: formar una sociedad incipiente y transitoria en mitad de la espesura de un bosque. ¿Cuál es el mensaje? Toda guerra animaliza. Es tarea ardua conservar la humanidad, sin dejarse arrastrar por el salvajismo. Edward Zwick ya demostró en El último samurai y en Diamante de sangre que sabe presentar las cosas de un modo fácil. A veces, eso es muy difícil. Es un artesano eficaz que da al espectador justo lo que prometía. Mientras ves la película el drama te llega, pasas hambre aunque acabes de merendar y frío aunque tengas la calefacción debajo de la butaca. Luego sales, lo piensas un poco y concluyes que es otra sobre nazis y judíos. Ni más ni menos. Justo lo que prometía. Sigo pensando que Daniel Craig es un bloque de granito con chupa de cuero. O con pajarita si hace de James Bond. Jamie Bell le da varias vueltas.

13/1/09

Bienvenidos al Norte

Se me ocurría que los ch'tis franceses deben ser algo así como una mezcla entre asturianos y leperos. Ya sé que esto parece imposible pero es que estamos hablando de franceses.
Fama de cortos, brutos y lerdos. Al mismo tiempo, tipos abiertos, francos, amables. Climatología de lluvia casi perpetua. Acento incomprensible a veces.
No diré que Bienvenidos al Norte recupera el clasicismo de las películas de antaño, pero admito que hacía mucho tiempo que no me reía tan a gusto en un cine. Es artificial, simple, elemental. Incluso hasta previsible. Pero tiene unos puntazos descacharrantes.
Una comedia de verdad. Creí que ya no existían.

11/1/09

El hijo de Rambow

Casi ha pasado un año desde que hice la primera referencia a Son of Rambow.
La película que Will y Lee quieren rodar tiene un guión consistente. A Rambo lo ha secuestrado un espantapájaros con ayuda de unos sicarios ninjas. Will, que se autoadjudica el papel de hijo de Rambo, y Lee, que es el coronel Trautman, tendrán que rescatarle. Les ayudará un personaje llamado El Lobo.
Por supuesto, lo importante no es la película que filman. Lo importante, al igual que en Rebobine, por favor, son las amistades que genera el rodaje de la película.
En su momento, Acorralado nos impactó a toda una generación. Se habían hecho muchas películas críticas contra Vietnam. Pero Acorralado era la historia del soldado que ha cumplido con su deber y, al volver a casa, le desprecian por ello. Si Acorralado nos llamó la atención a los que estábamos habituados a ver cine, ¿qué pasaría por la cabeza de Will? Porque Will se ha educado en una secta que no le permite ver televisión ni escuchar música. Acorralado es la primera película que ve. ¡Un hombre contra 200!
Así que no es extraño su nivel de flipamiento, sus sueños anabolizantes, su libertad corriendo por los bosques.
La subtrama francesa está muy mal narrada y explicada. Pese a los errores, disfruté con esta visión de Acorralado, tan ingenua, tan evocadora, tan goonie.
¿Y la W de Rambow? Hay que esperar a que acaben los títulos de crédito para entenderlo.

10/1/09

Cuestión de honor

Últimamente se están poniendo de moda las pelis sobre corrupción policial tratadas con el estilo sucio y realista de los 70 aunque ambientadas en la actualidad. Cuestión de honor recuerda a las recientes La noche es nuestra y Dueños de la calle.
Para mí, la escena de la película es ésa en que Colin Farrell, policía malote, entra en casa del camello, sacude un puñetazo en condiciones a la mujer rompiéndole la nariz, coge al bebé, lo tumba en el planchero y le amenaza con una plancha encendida. Mientras, va diciendo a su colega policía que llame a Servicios Sociales para denunciar malos tratos a un bebé con quemaduras de tercer grado.
No es agradable, claro, pero da el tono de convulsión y tensión que se respira en toda la película.
La familia Tierney: padre policía, dos hijos policías, la hija casada con un policía.
Así pasan las cosas que pasan.

9/1/09

Painkiller Jane

A veces es bueno comparar.
Jane Vasco es una señorita semejante a la Claire de Héroes: no puede morir, se recupera de todas las heridas, roturas de huesos, balazos...
Trabaja para una agencia secreta del gobierno que persigue neuros: individuos con habilidades neurológicas especiales capaces de crear alucinaciones, sueños, controlar máquinas...
La idea no parece muy original. De hecho se parece a Héroes como un par de gotas de agua.
La realización es otra historia. Si uno compara, son tan parecidas como un huevo y una castaña.
Painkiller Jane es soporífera, lenta, repetitiva. Comienza y acaba con una especie de discursos de autoayuda de nuestra amiga Jane y a lo largo de cada capítulo, los problemas de los personajes son intrascendentes. A veces hacen chistes y el espectador no se da cuenta hasta que otro personaje dice que no se haga el gracioso.
Una sosería.
A partir de ahora, cuando me enfade con Héroes, recordaré cómo era Painkiller Jane.
Pobre Kristanna Loken. Con lo bien que hizo de Terminatrix.
Allí no tenía que hablar.

8/1/09

Flame y Citron

Dos cosas me interesaron de esta película.
En primer lugar que los daneses no intentan vendernos la moto de la Resistencia Organizada Contra los Nazis como hacen los franceses. Los franceses llevan desde 1945 tratando de que nos creamos que la población entera luchó contra los nazis. Flame y Citron cuenta cómo la población fue colaboracionista y cómo unos pocos lucharon en la resistencia. Y a estos rinde homenaje.
En segundo lugar me llamó la atención descubrir que el cine danés no se acaba con Lars von Trier y el movimiento Dogma. Ole Christian Madsen es capaz de dejar la cámara quieta, iluminar las escenas, contratar a un ingeniero de sonido, ¡y hasta organizar tiroteos en una película de género bélico!
Se me hizo pesadita a ratos. Demasiado larga o, quizá, demasiado nórdica, fría. Pero me gustó el intento.
Olé por Ole.

7/1/09

Romanzo criminale

Qué quieres que te diga: me cuesta ver películas italianas.
A priori, esa estética permanente de realismo social, incrustado a cañón, me echa hacia atrás. Exactamente igual que el costumbrismo de enrollaos y desnortados del cine español. En fin, a todos nos cuesta cambiar de colonia.
Romanzo criminale no se separa un milímetro de su esencia aunque quieren rehacer El Padrino. Las tres partes juntas. La primera se títula El Líbano, la segunda El Frío y la tercera El Dandi. Tres mafiosos que se sucedieron en el poder de una misma organización.
Y, oye, lo más llamativo de todo es que en ningún momento te caen simpáticos/antipáticos, nunca te emocionan/preocupan/conmueven/asustan.
Conseguir ese nivel de indiferencia en una película de mafiosos no sé si es genio o torpeza total.

6/1/09

City of Ember

Imagino que ya te has dado cuenta de mi gusto por el cine post-apocalíptico. Además, la originalidad de City of Ember reside en que es cine post-apocalíptico para público infantil.
Creo que una idea tan buena como la del comienzo debería haber dado para mucho más.
Me gusta mucho su diseño opresivo, claustrofóbico, agobiante.
Me gusta el papel de Saoirse Ronan. No es el de Expiación, claro, pero ahí está, con sus 14 años, dando la réplica en igualdad a un tío que le saca 10. Y, desde luego, mucho mejor que Bill Murray.
Aquí quería llegar: a Bill Murray. Otro que debería ir al mismo lugar de Robert de Niro y Al Pacino. Quizá a un lugar peor. Robert de Niro y Al Pacino la van pifiando porque siguen teniendo ganas de trabajar, de hacer lo que hacían en tiempos mejores.
Pero es evidente que Bill Murray odia participar en City of Ember. Se le nota indolente, hastiado, aburrido, indiferente, cansado. Creo que hace un flaco favor a la película, que está ahí sólo por dinero y que sustituirle por otra persona habría elevado el tono de la película.
Alguien debería explicarle que jamás se mereció el Oscar, aunque él creyera que se lo iban a dar por Lost in traslation.

5/1/09

Bienvenidos a Belleville

Después de hablar sobre el chovinismo francés de Renaissance, recordé Bienvenidos a Belleville, una película desbordantemente chovinista.
Son dibujos animados. No son para niños, ni bonitos, ni graciosos. Son para adultos, feístas y cargados de una enorme tristeza. No te dejan oxigenarte ni en los momentos más livianos.
Es la historia de un niño que adora la bicicleta. Su infancia y juventud tienen un único objetivo: ganar el Tour de Francia. No es un deseo. Es una obsesión. Cuando consigue participar en el Tour resulta que no es tan bueno como se pensaba. Pero, además, le secuestran unos mafiosos americanos para participar en apuestas ilegales.
La película es casi muda. Pretende sugerir ideas más que transmitir un mensaje. Pero lo que sugiere es tan elemental que da un poco de risa y pena.
A mí me provocó la sensación de que, ya que un francés no gana el Tour de Francia en la carretera desde 1985, han decidido ganarlo moralmente haciendo dibujos animados. Y ya puestos, de paso, acusan de juego sucio a los americanos.
¿Por qué ese orgulloso chovinismo francés siempre está tan teñido de envidia?

4/1/09

Renaissance

Cuando apareció Sin City se armó cierto revuelo entre la crítica que aún estoy tratando de entender. Los señores Frank Miller y Robert Rodríguez filmaron una película ¡en blanco y negro! No sé: ¿no sabe la gente que antes las películas eran así: en blanco en negro? ¿No saben que eso no es ninguna novedad? Sí, ya sé que además introducían toques de color, cosa que, por supuesto, ya había hecho antes Spielberg en La lista de Schindler, por poner sólo un ejemplo. Hace unos días me pasaron una película francesa titulada Renaissance y se me ocurría pensar que era esto lo que debería haber sido Sin City. Porque Renaissance es blanco y negro en sentido estricto. Nada de escalas de grises o contrastes acusados de luz y sombra. Es blanco y negro puro y duro. Con algunas licencias en momentos muy concretos, pero una apuesta radical por la tinta negra. La verdad es que cuesta acostumbrarse al principio, tienes que adaptar el ojo. Pero creo que así se distingue muy claramente quién se interesa por una proposición estética y quién por lo puramente comercial disfrazándolo de presunción. Además el guión de Renaissance, sin ser la bomba, tiene sus puntos de originalidad a la hora de tratar el tema de la manipulación genética y la búsqueda de la inmortalidad. En su contra: el chovinismo francés y ese policía musulmán. ¿Mezcla imposible? Pues claro. No se lo creen ni ellos.

2/1/09

¿Eres rocknrolla?

Vale, bien.
Pero es más de lo mismo.
Me habían hablado tanto de la complejidad de esta película, de los muchos personajes que tiene, de la enorme cantidad de tramas paralelas, que fui con la intención de que no se me escapara nada. Así que pillé todo bastante bien. Si vas con esa intención, no se te escapará nada.
No me parece tan divertida ni tan ingeniosa como Snatch, cerdos y diamantes. Guy Ritchie repite, con mucho estilo, sus historietas sobre mafia y corrupción. Pero ahí está la cosa: que repite.
Eso de dejar la historia de Thandie Newton a la mitad, pendiente para otra hipotética película, huele un poco a que no sabía muy bien qué hacer con ella y se lo tiene que pensar.
Por otra parte, la mayoría de sus diálogos no son tan ingeniosos como Ritchie se cree.
A lo mejor Madonna tiene razón y el tipo no es para tanto.

1/1/09

Año nuevo, cine viejo

No sé cuántas veces he visto Eva al desnudo, pero hacía tiempo que no me dejaba caer por sus camerinos y me pareció que había llegado el momento.
No importa cuántas veces la vea: su guión me sigue fascinando.
Es una película bastante teatral, con pocos exteriores y muchas conversaciones. Conversaciones en bares, en restaurantes, en fiestas... Cuando veo Eva al desnudo pienso que es algo así como la raíz de Friends o Cómo conocí a vuestra madre. Aunque, lógicamente, Eva al desnudo está muy por encima en lo que se refiere a ingenio y sutilidad.
Ese duelo de 138 minutos entre Bette Davis y Anne Baxter es más intenso y brutal que cualquier duelo con pistola que haya visto en el cine. Esa tensión que se establece entre ambas me deja electrizado de principio a fin.
Y cuando uno cree que todo ha acabado, aparece Phoebe, la siguiente Eva de la lista, justo lo que se necesita para saber que, pese a haber asistido al mejor manual que existe para entender a las mujeres, los hombres seguiremos sin comprenderlas.
Y, además, está por ahí Marilyn Monroe.