Aún imberbe descubrí esta serie cuando no era difícil descubrir nada. Había dos canales de televisión y los veranos, por la tarde, si no ponías uno tenías que poner otro.
Galáctica, Estrella de combate fue la serie que me mostró la existencia de la ciencia-ficción. Esa idea de una humanidad, viajando en naves espaciales en busca de un mítico planeta llamado Tierra, resultaba seductora. Mientras trataban de encontrar un lugar para aposentarse eran perseguidos por los Cylon.
Después de echar un vistazo a la nueva versión que están realizando de Galáctica, Estrella de combate no puedo decir que me sienta entusiasmado, aunque no me ha repelido. Los efectos especiales son un poco mejores, claro, sin que eso signifique que hayan decidido dejarse la pasta en ellos. Decentes. Lo que está francamente mal son los efectos de sonido y eso es grave porque sabemos permanentemente que estamos en un plató.
La trama. Iré al fondo: en la primera serie era infantil e ingenua. Ahora es adulta e ingenua. Quiere eso decir que han perdido la sencillez sin ganar en profundidad. Todo el apartado pseudo-religioso (los dioses de Kobol, el supuesto monoteísmo Cylon, la rubia Número 6 de Baltar, el propio Baltar) es tan repetitivo, tan poco original, tan forzado, que no entiendo por qué siguen con ello. ¿No han hecho encuestas?
En fin. La serie de los 70 me abrió el espacio interestelar. La actual, pues vale, pues muy bien.