11/12/08

Corazones rebeldes

Seguir los ensayos y conciertos de un grupo de rock no tiene mucho de original. A no ser que el grupo se llame Young at Heart y sus componentes tengan una edad media de 80 años.
Confieso que vi esta película boquiabierto (no puede ser lo que estoy viendo), descacharrándome de risa (hay conversaciones delirantes) y conmovido (el modo en que aceptan las inevitables muertes de sus compañeros de coro).
Les cuesta aprenderse las letras, se quedan en blanco (o dormidos) y tienen achaques. Pero ahí están. Dan conciertos por todo el mundo, en cárceles o grandes auditorios.
Los videoclips son la caña, especialmente ese titulado Quiero que me seden, de los Ramones.
Pues eso: el rock nunca muere.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por favor, se te está yendo la cabeza. Vi un cómo se hizo de esto y casi me pego un tiro..

Individuo Kane dijo...

De verdad que tiene su encanto, que es emotiva, graciosa, grimosa y realmente sorprendente.
No es una película para ver en una gran ocasión, como no lo era "El gran silencio" de los monjes trapenses. Es una película para ver concienciado de lo que se va a ver: una rareza más para descubrir que en el mundo hay gente para todo.