14/8/08

Dejad de quererme

La gente no quería contarme el final.
-Los tres últimos minutos son decisivos.
Eso decían y les creí. Supongo que es lo malo que tiene, una vez más, ver demasiado cine. Averigüé lo que pasaba mucho antes del final. En realidad más cerca del principio que del final. Había visto Conversaciones con mi jardinero, lo último de Becker y era evidente que aquello tenía que dar la vuelta hacia un final redentor y luminoso en plan Mi vida sin mí.
No me hicieron un favor al vendérmela como peli con trampa. Es verdad que la historia es un poquito tramposa. Pero el guión es bueno y, por momentos, extraordinario. Magnífica esa cena en la que Antoine se dedica a decir verdades como puños, insultando a todo el mundo, sin reparos en escupir la bilis; la secuencia con su esposa que se siente ultrajada, la humillación a sus hijos; la salida de la empresa y la transición con el autoestopista.
Es una pena la unión entre la rudeza y el merengue. Pero tiene bastantes cosas interesantes.
Y, ahora, me voy a ver El caballero oscuro que ya va siendo hora.
La gente quiere contarme el final.

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