26/7/08

La luna en directo

Esta película pequeñita es la que siempre me viene a la cabeza en primer lugar cuando alguien me pregunta por el género costumbrista, por algo como la vida misma, por gente normal.
Parkes era un pueblo de Australia, con su calle principal, sus ovejas, su gente sencilla y problemas reducidos a cómo puedo invitar el viernes a esta chica.
¡Ah! Y además tenía una antena radiotelescópica, la única que en el hemisferio sur podía transmitir las imágenes de televisión enviadas desde el Apolo XI en la luna. Así que, de buenas a primeras, aquel pueblecito se convirtió en un punto clave para poder ver a Neil Armstrong caminando sobre la luna.
La peli sólo cuenta eso: la vida de los tres paisanos que trabajaban en la antena, la del alcalde y su señora, la novia de uno, el novio de aquella, la señora de la tienda... Idealizando pero sin pasarse, conteniéndose pero sin quedarse corto. Una historia de esas que te caen simpática de principio a fin y que, sorprendentemente, no la olvidas.
Y pongo a la antena como foto porque se convierte en otro personaje más.

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