13/5/08

Atracón de chuches psicodélicas

El peor enemigo de Speed Racer es su larga duración. Si le hubiesen pasado por la sala de peluquería para quitarle unas mechas aquí y allá o unos mechones acullá habría ganado bastante.
Estoy embarcado en un proyecto para que mi amigo J. vea cine comercial. Básicamente su interés gira alrededor de ese cine que nadie más ve salvo los directores que rodaron las películas. Le llevo a que vea cine comercial para que entienda por qué a la gente le gustan los tiros y las comedias románticas. Y también por su salud mental: como si hiciésemos un poco de deporte. Cerca del final, el pobre J. se giró hacia mí para preguntarme un poco alterado: ¿otra carrera?
Pero incluso él reconoció que, visualmente, los Wachowski (Andy y Larry/Lana) tienen una buena pegada. El guión es de tres al cuarto pero hay cosas bastante logradas. Me encantó el comienzo. No sabes cuál es la acción principal y si la secundaria son los flashback o los flashforward.
Pero creo que dos horas, largas, alimentando los ojos de desmadre colorista, sólo está al alcance de un adolescente. O, al menos, deberían avisar de que hay que asistir con un cierto entrenamiento en consolas.
Después de esta matrix de lacasitos alucinógenos, al salir a la calle, al ver los colores suavizados, al ver que el tráfico era lento, me alegré de la normalidad. Bienvenido al mundo real.

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