31/5/08

Accionistas de su propia felicidad

Cuando me propongo algo lo consigo. Quería ver Rebobine, por favor y lo he hecho.
La película merece la pena de ese modo en que lo merece ver algo divertido y original sin ser seductor y rompedor.
Me parece a mí que, en el fondo, es un alegato a favor de que la gente piratee, plagie, copie y disfrute el cine como le dé la gana. En una era en que el Blue Ray nos ofrece tropecientos megapíxeles por pulgada para ofrecer más definición, es obvio que a la gente le importa un pimiento.
A Sony debería hacerle pensar el hecho de que su sistema sea tan lento para imponerse o que su PlayStation 3 (altísima resolución de imagen, increíble detallismo) se haya visto superada por la mayor jugabilidad de la Wii (con mucho peor calidad de imagen).
A la gente, como siempre, le gusta que le cuenten historias. Y es lo que cuenta Rebobine, por favor en un final capriano al cien por cien, redondo, bonito, imposible. Historias de gente de un barrio que se une para hacer la cutre-película que todos hemos hecho alguna vez.
Y, finalmente, a verla con los amigos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El sábado una niña de 4 años me trajo un cuento y me pidió que se lo leyera. Parecía sencillo. Pues no. No quería que le leyera lo que ponía, sino que me inventara algo que fuese más divertido, menos técnico y que hilase las ilustraciones. Todos queremos que nos cuenten historias; pero historias originales, innovadoras y entretenidas.

Anónimo dijo...

si es un elogio de la piratería ya tiene mi voto de favor. Aunque no te creas, no me he enterado mucho de qué va la cosa..

Individuo Kane dijo...

muma: esa niña exigía mucho. Debes decirle que debe rebajar sus expectativas ante la vida. Porque creo que ni siquiera la vida consigue hilar siempre las situaciones.
e: no se trata propiamente de un elogio de la piratería. Simplemente admite la piratería como un medio o un instrumento para disfrutar del cine. Hay otros medios y los personajes los usan: el VHS, el rodar tu propia película, implicar a los amigos... y la piratería. Aparece por ahí Sigourney Weaver como la defensora de los derechos de las grandes productoras. Divertida.