Lo menos que se le puede pedir a una película que pretende operar en tiempo real, es que dure lo que dice. Quiero decir que le podemos perdonar ciertas incoherencias si, a cambio, cumple con su misión. Todos hemos visto 24 y sabemos cómo son las cosas. Permitimos las incoherencias porque nos entretiene con ritmo, acción y... puntualidad.
¿Por qué 88 minutos dura 108 minutos?
¿Por qué es tan aburrida? Se atasca en todas las secuencias. La del garaje, especialmente, llega a ser preocupante. Tan pronto está vacío como hay un barullo de gente que no se sabe de dónde ha salido.
No me sorprendieron las sorpresas. El problema es que ni siquiera me sorprendió que no me sorprendieran.
Lo único que realmente despertó mi interés fue la oficina de seguridad del campus de Seattle. ¿Qué pasa en ese campus? ¿Combaten en primera línea contra el frente rojo? ¿Llegan oleadas de narcotráfico? ¿Están inmersos en un mayo '08 y no nos hemos enterado? Y, sobre todo, ¿para qué quieren tanta gente, tantos medios y tales instalaciones si luego dejan que pase lo que pasa?
Cuando Al Pacino defrauda tan profundamente es que algo va mal, muy mal.
4 comentarios:
Yo una vez dije de Al Pacino que es uno de esos actores que piensas que te gustan, pero luego coges su filmografía y te das cuenta de que no tanto. Simplemente, tiene pinta de actor y eso te lleva a error. Creo que lo poco que realmente me gusta de él fue su Shylock... ah! acaso no nos vengaremos?
¿Te gustó esa versión de "El mercader de Venecia"? Admito que lo mejor de la película era Al Pacino. Pero el conjunto se me hizo demasiado vulgar, absolutamente incapaz de salirse de lo teatral.
Y, ejem, si algo hay que destacar de él es, supongo, un tal Michael Corleone.
No, no me gustó la versión. Lo único que no era teatral era que se pasaban la película con las góndolas arriba y abajo (como para demostrar que dominaban perfectamente el espacio y que no eran nada teatrales) y a mí tanta góndola me mareo un poco.
Aceptamos a Michael, y quizás a Carlito (he repasado imdb)
Conste que te comprendo. Entre Al Pacino y Robert de Niro llevan cosechando últimamente tal cantidad de estupideces, que ejercen sobre la mente un efecto de formateado bastante eficaz. Hay que dedicarse a la arqueología para redescubrir quiénes fueron.
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