5/4/08

Kung Fu Sion

La película es tan desproporcionada en todos sus aspectos que desperdicia muchas de las grandes virtudes que tiene. La película tiene tan grandes virtudes que oculta su desproporción.
Es absurda en planteamientos, en peleas matrixeras, en parodias incesantes (en una ocasión enlaza citas de Spider-man, Terminator II y McArthur), en chistes marrones, en diálogos surrealistas, en saltos de la comedia al drama. Por supuesto, es descabellada en su doblaje: chinos hablando con acento gallego, andaluz, argentino, mexicano, francés...
Pese a todo la tengo bien localizada. Hay que verla de vez en cuando aunque sólo sea por el modo en que Stephen Chow construye, en menos de tres minutos, una de las más prodigiosas historias románticas que se hayan visto jamás. Un flash back, un cartel de Fred Astaire y Ginger Rogers, una heladería, una piruleta. Y más sorprendente aún es que consiga colocar la escena como entre paréntesis, aislarla de todo el entorno de rarezas, fabricar la música adecuada para conservarla en un invernadero y convertirla en el núcleo central de la película.
Ahora sólo tengo que averiguar por qué si Stephen Chow es tan bueno, prefiere distraerse con tonterías.

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