7/2/08

La soledad

Cosas destacables: colocarnos de modo casi continuo en el puesto de mirones (a través de puertas, ventanas, desde un asiento), la fragmentación de la pantalla en dos partes independientes (o no) y, sobre todo, la vergonzosa y brutal naturalidad. Reconozco que los diálogos y situaciones son lo más realista que uno haya visto jamás en cuanto a forma de expresión. Pero, en definitiva, un ladrillazo en los ojos. Dos horas son excesivas.
Sólo estaba yo en la sala de cine.
Y, de pronto, poco a poco, todo el mundo empieza a hablar de La soledad como de una genialidad sin parangón. De hecho, hablaba de ella más gente de la que la había visto. Algunos querían que me fijase en su enorme naturalidad. No. Es natural en lo ya mencionado. En el fondo es gris, ceniza, depresiva. Aun las personas grises, cenizas y depresivas, tienen momentos de alegría.
Algunas personas se han sentido muy identificadas. Bien. Lo único que puedo decir es que, identificarse con una película no significa que la peli sea magnífica*. Y me da un poco de pena que tanta gente se sienta tan sola.
Lo que me parece peor es el sector que la alaba por pura pedantería intelectual, porque se piensan que el cine debería ser filosofía ya que a ellos les da pereza estudiar, directamente, filosofía. Darle el Goya me pareció otra forma de autopalmearse la espalda, el declararse a sí mismos intelectualillos, el darse un título cultureta sin haber leído un libro en su vida.
La soledad puede tener aceptación como una rareza más en el amplio panorama de excentricidades del cine español. Desde luego no es el camino para salir de la crisis.
__________
*Hegel llegaba a pensar, por ejemplo, que identificarse con una obra de arte implicaba destruir el arte. El arte hay que verlo siempre como espectador. No hay que estar en la tormenta: hay que ver la tormenta desde el salón de casa.

No hay comentarios: